Mi hermana relataba que cuando le instalaron un marcapaso en una clínica caraqueña estaba conectada a una computadora la cual monitoreaba todo su comportamiento fisiológico, y cada cierto tiempo se presentaba un doctor preguntándole: ¿cómo te sientes de ánimo?
¿Y por qué te hacían esa pregunta? Inquisitoriamente quise saber. Claro Cristian, ellos sabían cómo estaba mi presión arterial, temperatura, entre otros indicadores; pero de ánimo, solo yo conocía y era quien podía despejarles la duda.
Así está el país actualmente, en terapia intensiva. Los socialistas tienen toda una población conectada a la máquina de la miseria. Saben y tienen como hacerlo. Lo están haciendo. Pero necesitan monitorear su proceso; necesitan saber ¿cómo nos sentimos de ánimo?
¡Pues mal, muy mal! No existe actualmente una sola ciudad, estado, población, caserío, pueblo, urbanización, barrio o calle sin deficiencia de servicios básicos. En todas partes falta y falla el agua, gas doméstico, electricidad, teléfonos, internet, transporte público, gasolina, dinero en efectivo, inseguridad de los bienes y las personas. Falta medicinas, médicos, equipos radiológicos, tomográficos, reactivos para exámenes de laboratorio. Se necesitan medicamentos para pacientes con enfermedades terminales como diabetes, sida, cáncer, hipertensión… ¡Dios mío! ¿Qué está pasando en Venezuela?
Ahora hay comida en los supermercados, pero: ¿cómo y con qué usted lo compra? Es una locura.
Todas estas carencias y necesidades configuran un escenario de desesperanza colectiva. La gente no tiene ánimo, voluntad, ganas de protestar, ni luchar. No posee motivación para rebelarse y corregir su precario estado mental provocado por las carencias materiales. El gobierno madurista -cuya función principal es hacer la vida imposible ejerciendo mayor control social para no soltar el poder-, a través de metódica campaña propagandística está persuadiendo y destruyendo el natural instinto de lucha por la sobrevivencia.
Muchos venezolanos han entrado en proceso de letargo, adormecimiento, sueño, inacción… ¡Y no es para menos! La gente ya no tiene fuerza física, ni resistencia mental necesaria y suficiente. Está agotada por el prolongado enfrentamiento a limitaciones y necesidades. Ejemplo: Desde la madrugada sale a hacer colas en bancos para recibir escasos diez mil bolívares, para luego correr detrás un camión a rogarle la venta de una bombona de gas, y luego preguntarse: ¿qué se va a comer hoy?, ¿cómo se pagan los pasajes si ya todo el efectivo se gastó en la bombona?
Al llegar la noche no puede dormir por estar pendiente de la llegada del agua. ¿Cuándo vendrá? Y entre la búsqueda del gas, el dinero en efectivo, la compra de la poca comida, la perdida de sueño esperando el agua, se debilita, se enferma y finalmente pierde la vida. Quedando triunfantes los chavistas, maduristas, chinos, rusos, iraníes y cubanos.
A pesar de todo esto, los invito a no perder el foco, el norte, es decir, el objetivo final de esta lucha para poder lograr el cambio y con ello un nuevo gobierno democrático. Sé que es duro, fuerte, pero es necesario resistir
Desde Unidad Visión Venezuela no desmayaremos y seguiremos junto a nuestro pueblo acompañándolo en esa lucha por la libertad.
@visionvenezuela