Cuando descubrí que tenía talento para hablar y comunicar en público, y estimular el accionar con convicción para convertir tus sueños en resultados palpables, hacia tu transformación. Concluí que, debía buscar un mecanismo a través del cual pudiera llegar a más personas con esta enseñanza o un medio para compartir un enfoque de vida, útil para quienes están encaminados hacia la plenitud, superando con fe y optimismo todo obstáculo que se te presente. Ese mecanismo es sonreír y respirar en defensa propia.
Mi vida ha cambiado, en la medida que he disminuido la mayor cantidad de “miedos”. Estoy absolutamente convencido, que el éxito personal no depende de las circunstancias, sino más bien, de cómo las interpretamos. A lo largo de mi vida he aprendido que el respirar y sonreír hacen la diferencia. Aunque se trata de algo que hacemos desde que nacemos, con el paso del tiempo vamos perdiendo la profundidad que teníamos cuando éramos unos bebés.
Al hacernos adultos, nuestra vida se vuelve agitada y azarosa, sin ninguna conciencia de su importancia para nuestro funcionamiento óptimo como seres humanos. Muchas veces respiramos sin ser conscientes y la función primaria de respirar tiene que ver con oxigenar nuestro cuerpo. En otras palabras, respirar es vida y es parte fundamental del proceso de la meditación.
Es necesario salir del modo “piloto automático” para poder comenzar la senda del autodescubrimiento, esta se obtiene a través de la meditación.
La meditación, es una actividad intelectual en la que se busca lograr un estado de atención enfocada en un pensamiento o sentimiento (felicidad, tranquilidad, armonía), un objeto (una piedra), la concentración propiamente dicha, o algún elemento de la percepción (los latidos del corazón, la respiración, el calor corporal…).
Este estado se recrea en el momento presente y pretende liberar la mente de pensamientos dañinos. La meditación nos permite acallar nuestra mente para conectar con nuestro ser interior y escuchar esa voz interna llena de sabiduría que nos revela el camino a seguir.
No nos comunicamos bien porque siempre estamos en nuestra cabeza. Todos podemos controlar nuestras emociones. La meditación es la medicina. Respirar y sonreír deben ser las premisas para defender nuestra vida.
El estado actual de tu vida, es resultado directo de las historias que te narras a ti mismo, generamos entre 50 a 70 mil pensamientos por día y el 80% de estos pensamientos, son negativos, infoxicantes que producen ansiedad, estrés entre otras enfermedades. Prefiero estar “meditado y no medicado” porque mi energía es más importante que mi intelecto.
Mario Benedetti decía: “Fíjese que cuando sonríe se le forman unas comillas en cada extremo de su boca. Esa, su boca, es mi cita”. “Cuando los odios andan sueltos, uno ama en defensa propia”.
Nos hemos convertido en seres más complejos de lo que deberíamos ser, a veces difíciles de complacer, con baja capacidad de adaptación o altamente orientados a enfrascarnos en aspectos que nos alejan de la vida sana y feliz. Muchos de nosotros hemos perdido la capacidad de manejarnos en la diversidad, encontrar el lado simple de las cosas y deslastrarnos de los recuerdos ingratos, que nos alejan del propósito de vivir para la felicidad.
Debemos tener una conexión sana con nosotros mismos, dejar de amargarnos y aceptarnos como somos, rompiendo esa barrera limitante que mora en el mundo de nuestros pensamientos y creencias.
Nunca permitas que nadie tome decisiones por ti. Toda decisión debe ser tomada de forma personal y es de esa manera como verdaderamente podrás crecer y ser dueño de tu propio devenir. Aprende a ver cuánto has ganado y no cuanto has perdido, es la actitud más potenciadora de éxito en todo lo que una persona tiene que afrontar.
Resulta difícil para mucha gente ver el lado positivo en cada evento de su vida.
Mucha gente vive en el pasado, conectada con la nostalgia y lamentándose por aquello que jamás volverá, recordando experiencias dolorosas o traumáticas que nos desalientan, lo cual muchas veces nos impiden llevar a nuestra mente los recuerdos de nuestro pasado, que nos dan energía para descubrir el propósito de nuestra vida.
¡Debemos encontrar la manera correcta de conducir la razón, para descubrir las verdades ignoradas y evitar los “sofismas”, que tanto hacen daño en nuestro imaginario colectivo!
Tus pensamientos modelan tu actitud y tu comportamiento. En este momento quiero que dirijas tu mente a esas hojas en blanco que representan los días por venir. ¿Cómo te aseguras que estás escribiendo la historia correcta? ¿Cómo aseguras de expresarte con tus propias palabras y no las de otros? Es imprescindible que imagines tu futuro como un suceso cierto que ocurrió hace tiempo.
Quizás en este momento te estés haciendo esa pregunta: ¿Estoy seguro del impacto de mis circunstancias actuales? Piénsalo un momento.
Pero, por alguna razón, miedo o inseguridad, piensas que esas historias tan perfectas, tan emocionantes o tan tranquilas no son para ti. Esos pensamientos que dicen que el éxito sólo viene por el sufrimiento. Ese pensamiento que te dice “Sé feliz” pero con un tono de lástima y aceptación, ¡qué más da! te dice, al que le toca le toca. ¡Es verdad! Tú no tienes control de lo que te toca, pero sí de cómo lo vas a manejar. Eso sirve para sacar lo mejor o lo peor en torno a la muerte o a la vida, pero esa decisión es tuya.
Y si te va bien, sientes una pizca de culpa.
A veces, permites la entrada a tu vida a personas, actividades, y circunstancias que sólo quedarán como líneas innecesarias. Puede que intentes borrarlos, puede que logres quitar la mayor parte, pero siempre quedará la marca invisible del fracaso.
Por otro lado sonreír, es fundamental en nuestra vida, te llena de energía activa. Como lo dice la “Dra. Creyones” ¡Sonríe en defensa propia! Hazlo desde el centro del corazón.
Dile a los músculos de tu cara ¡Venga una sonrisa a mis labios! aunque no sepas por qué. Algo mágico se produce cuando tú repites esa extensión de los músculos de los labios que son los músculos de la sonrisa. Tu cerebro es fácil de engañar. Actívalo en tu favor, hazlo con una sonrisa sin diferenciar la situación, olvídate del mundo. ¡Chaplin lo hacía! vivió en un orfanato aprendió a construir su felicidad y a regalar esa felicidad a otros.
¡Si en tu vida hay tristeza o falta de alegría rieeee!!!
La mueca de la sonrisa hace que el cerebro reciba una señal a los neurotransmisores que le dicen quiere sonreír, ayúdalo a reírse y eso cambia la química del estrés del cortisol, de la alta adrenalina y cámbialo por endorfinas, oxitocinas.
Asume los cambios en defensa propia, con optimismo, los invito a pensar en un episodio que casi todos hemos vivido y tenemos en común. Utilizar el miedo a tu favor, sonríe y respira en defensa propia, que tu cuerpo y mente lo necesita.
Gervis Medina
Escritor venezolano.