Las acciones globales retrocedían el martes por tercera sesión consecutiva, en medio del nerviosismo por la guerra arancelaria mundial, las protestas en Hong Kong y un derrumbe de la moneda argentina que llevaba a los inversores a la seguridad de los bonos, del oro y el yen japonés.
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Las caídas iniciales de entre 0,3% y 0,5% de los indicadores bursátiles de Europa, después de fuertes declives en Shanghái, Hong Kong y Tokio, dejaron al índice referencial global MSCI con un descenso de casi 4% en lo que va de agosto.
El aeropuerto de Hong Kong, uno de los centros de envíos de carga más ajetreados del mundo, fue reabierto tras las suspensiones por protestas del día anterior, pero la atmósfera seguía siendo agitada tras semanas de manifestaciones cada vez más violentas en el territorio controlado por China.
Los inversores aún están evaluando los alcances del hundimiento de los mercados de Argentina el lunes, después de la derrota en elecciones primarias del presidente Mauricio Macri, lo que aplastó las chances del mandatario neoliberal de ser reelecto en octubre.
La respuesta del sistema financiero fue brutal. El peso colapsó un 15%, el índice accionario Merval de Buenos Aires se desplomó en 48% -en términos de dólares-, en la segunda mayor caída bursátil en la historia desde 1950, y los bonos con vencimiento a 100 años se derrumbaron hasta 20% ante el temor extendido de otro default del país sudamericano.
“Sí, Argentina es una economía pequeña. Sin embargo, lo último que quieren los mercados globales es ver caer a otro Gobierno amigo de los mercados para dar paso a una administración populista”, dijo Michael Every, economista de Rabobank.
Añadió que la “serie de preocupaciones” de los inversores ya incluye el comercio mundial, el Brexit, China, Irán, Italia, Cachemira, Corea del Norte, el Mar de China Meridional y Venezuela. “¿Necesitamos más?”.
En el mercado de deuda, los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense se encaminaban a su menor nivel en tres años. Otros activos de refugio destacaban, como el yen, que estaba cerca de un techo de siete meses contra el dólar.
Analistas de ING dijeron que el yen se está beneficiando de “lo mejor de dos mundos”, ante una aversión generalizada al riesgo y las expectativas de más recortes de tasas de interés de la Reserva Federal estadounidense.
En Hong Kong, la líder Carrie Lam -que desafía los llamados a renunciar- dijo el martes que ahora hay un “estado de pánico y caos” en la ciudad. Mientras hablaba, el índice Hang Seng cayó a un mínimo de siete meses. Más tarde, cerró con un declive de 2,1%, arrastrando a los mercados asiáticos.
El índice amplio MSCI del Asia-Pacífico descendió 1,2%, mientras que las acciones chinas y el Nikkei de Tokio perdieron ambos cerca de 1%.
La demanda por seguridad elevaba al oro en otro 0,5%, a 1.523 dólares la onza, su mayor nivel en seis años. En tanto, los precios del crudo mantenían terreno ante las expectativas de que los principales productores seguirán recortando los suministros para controlar los inventarios y responder a una eventual menor demanda.
Con información de Reuters