La importación de medicinas y flexibilización del control de precios ha generado una sensación de “normalidad” en los anaqueles de algunas farmacias de la ciudad. Sin embargo, su alto costo ha provocado que cada vez más personas acudan a la compra de plantas para atacar dolencias y malestares.
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Pese a que el drama de conseguir medicamentos sigue existiendo, es posible ver productos como analgésicos y antibióticos en locales comerciales de Caracas. Pero el alto precio de las medicinas comparado con el salario mínimo fijado en 40.000 bolívares, vuelve casi imposible para buena parte de la población resolver malestares como dolores de cabeza, fiebre o paliar los efectos de la hipertensión y la diabetes.
En un recorrido por locales de la avenida Baralt, comerciantes y vendedores afirmaron que el número personas que acuden a sus establecimientos buscando plantas para usos medicinales se ha incrementado. “Yo diría que al menos 30 personas al día se llevan algún paquete para preparar bebidas curativas”, afirmó un vendedor de la zona que se identificó como Oscar.
En el local que atiende, cada paquete es vendido en 5000 bolívares, mientras que en otros de los tantos que hay a lo largo de la avenida los precios varían entre Bs. 3000 y 5000. Malojillo, manzanilla y acetaminofén son las más comunes, pues calman dolencias como la jaqueca, fiebre y malestar general.
La hiperinflación y el bajo poder adquisitivo de los venezolanos ha incrementado la compra de opciones que, aseguran los vendedores consultados, sirven para aliviar el dolor de estómago, de riñones, para problemas en la próstata (brusca) y hasta para la diabetes, en cuyo caso las personas adquieren neem, una planta que sirve como “tratamiento” para disminuir la dosis de insulina de quien la consume.
Para esta enfermedad en específico, el encargado de la perfumería Santa Bárbara –que prefirió no dar su nombre– aseguró que también se recomienda la corteza de cedro, aunque pocas personas la buscan por lo difícil que es su digestión. El toronjil y el orégano orejón también son de los productos más vendidos en los establecimientos, por los efectos antinflamatorios, digestivos y antioxidantes.
Sin embargo, se recomienda acudir a consultas médicas previo al consumo de estos productos, especialmente si lo que se busca es tratar enfermedades como la diabetes y la hipertensión, pues los mismos podrían provocar efectos perjudiciales para la salud.
La planta de acetaminofén –cuya presentación en tabletas, que es sintética y no es un derivado de la mata, se vende en las farmacias a no menos de 25.000 bolívares– también se dispensa en los locales visitados, que en su mayoría venden productos de esoterismo. “La gente las compra aquí porque ya están listas para su consumo, pero ya hay personas que las siembran en sus casas y se ahorran una platica”, afirmó Freddy Peñalver, cliente del negocio.
Sin embargo, para Clemin Alvarado –quien consultaba el precio del malojillo– el uso de estos productos son solo un «paño de agua caliente», pues simplemente calman «de momento» las dolencias.
Según datos recopilados por varias ONG que atienden el tema de la salud en el Reporte Nacional: Emergencia Humanitaria Compleja 2018, desde 2014, el consumo de medicinas bajó de 22 a 1,5 unidades per cápita.
El origen de las plantas varía, aunque –en su mayoría– provienen del valle de Caracas o zonas adyacentes a la capital. «Casi todas las traen de El Junquito o del Ávila. Algunas vienen de Valles del Tuy, pero no es muy común», afirmó el encargado de la perfumería.
Medicinas hay, solo que no las puedo pagar«, aseguró Guillermo Estrada consultado por Crónica.Uno en la avenida Universidad.
Guillermo, de 63 años, es uno de los más de 4,5 millones de pensionados del Instituto Venezolano de Seguros Sociales (IVSS) –según cifras de la administración de Nicolás Maduro– que mensualmente cobra 40.000 bolívares «que se van en un momentico”, equivalente a 2,87 dólares estadounidenses al tipo de cambio oficial del BCV del 15 de agosto.
Con información de Crónica Uno