El hospital universitario Erasmo Meoz de Cúcuta parece de guerra. Si antes de la oleada venezolana sus urgencias se mantenían colapsadas, hoy usan cualquier espacio para poner sillas y camillas para atender a los enfermos. Los pasillos parecen una extensión de la unidad de urgencias, y las salas de cirugía permanecen a tope. Pero aún con la dramática y compleja situación, al final las personas reciben la atención que requieren, algo que no ocurre con facilidad en el país vecino,reseñó el portal digital colombiano semana.com.
Frente a este complejo panorama, el ministro de Salud, Juan Pablo Uribe, advirtió que están trabajando en una estrategia para hacerle frente al fenómeno. Como primer punto, buscan conseguir los recursos para pagar las atenciones individuales a los migrantes que no tienen cómo solventar los servicios, que a fin de cuentas son la mayoría. En segundo lugar, incentivar y aumentar rápidamente el aseguramiento para los migrantes, tanto para los colombianos retornados como para los venezolanos. El tercero, aumentar y focalizar la cooperación internacional. El cuarto, fortalecer las acciones de salud pública frente a la migración, especialmente regional, que han estado por fuera de la agenda de la propia Organización Panamericana de la Salud. Y finalmente trabajar contra cualquier fenómeno de xenofobia o discriminación.
“Colombia no puede pensar que este fenómeno migratorio va a acabarse. Tenemos que tener claro que en su mayoría son personas que vienen a quedarse”, dijo el viceministro colombiano Iván Darío González. De ahí que para tratar de afrontarlo el Gobierno está buscando un plan de acción integral y regional.
El próximo 26 de agosto, en Cúcuta, se realizará un encuentro de ministros de salud del continente para mirar los efectos que generan la migración y el deterioro de la calidad de vida en Venezuela.
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