Es tarea difícil definir qué es el peronismo, no hay manera de atraparlo en una frase. ¿Es un movimiento, un partido? ¿De izquierda, de derecha?. Ciertamente es una manifestación política que cambia con el tiempo, con las circunstancias y, por supuesto, con sus líderes. Perón no dejó escrito un Corán, su lugar lo llena una actitud que los propios peronistas conciben, a conveniencia, como “un sentimiento de los argentinos”. El mantra peronista es que quienes lo profesen, de la manera que sea, “se sientan siempre parte del pueblo y hagan todo por ese pueblo…”
Como franquicia, el peronismo ha etiquetado las más disímiles manifestaciones. En los 70, a la guerrilla marxista de Montoneros y simultáneamente a la Alianza Anticomunista Argentina; en los 90, al neoliberalismo de Carlos Menem, en el 2000, al populismo de los Kirchner. En todas las instancias, ha prevalecido un proceder no democrático sobre los contrarios. Mauricio Macri, de llegar al 10 de diciembre, sería el primer gobernante no peronista en poder concluir su mandato.
Hoy, las tres fórmulas presidenciales para las elecciones de octubre son, o están teñidas de peronismo. La de mejor pronóstico electoral, lleva a Alberto Fernández, un peronista de amplio espectro, escogido para Presidente por la señora Kirchner, quien va de Vice. Ésta, participa no obstante la sombra de trece causas judiciales por crimen organizado y seis pedidos de prisión preventiva. A Mauricio Macri lo acompanña como Vice Miguel Angel Pichetto, peronista de Alternativa Federal, una suerte de tercera vía del peronismo. Un tercer candidato peronista, Roberto Lavagna, economista, quien igual ha sido ministro de Menem, que de Néstor Kirchrner…
Si triunfase la dupla favorita F/K, ¿cuál de los peronismos regresa? No sabemos con certeza. En una Argentina con una economía comprometida y una alta presión social, veremos si Alberto Fernández impone la templanza, o cede la batuta a la señora K…