A la avalancha de deserciones en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) se suma las listas de degradaciones y expulsiones que han sido una constante durante el mandato de Nicolás Maduro Moros. La más reciente es de 23 militares, de quienes Maduro dijo que pretendieron “mediante actos hostiles, medios violentos y desconocimiento de las autoridades legalmente constituidas, cambiar la forma republicana de la nación, poniendo en peligro la independencia, soberanía y la integridad del territorio”. Así lo reseña infobae.com
Por Sebastiana Barráez
En el decreto 3.941, Maduro cataloga a los expulsados y degradados de haber respondido a una “actitud omisiva, de cobardía e indignidad, que se configuran en actos de manifiesta agresión al pueblo como representante directo de la Soberanía Nacional, atentando contra los valores superiores de nuestro ordenamiento jurídico y en contra de los pilares fundamentales de la institución armada, los cuales constituyen Actos de Traición a la Patria“.
Los señala de “atentar contra la honra y el pundonor individual militar; contra el decoro de la profesión; contra los preceptos sociales y las normas de la moral; contra los preceptos de la subordinación, leyes y disposiciones dictadas por las autoridades competentes, siendo agravada dicha conducta por su condición de funcionario”.
Decretó la pérdida del grado militar y condecoraciones nacionales “sin menoscabo de las acciones y consecuencias que se deriven del proceso correspondiente que conozcan las autoridades competentes“.
Y, para rematar, dijo Maduro que “no puede ser militar el cobarde, el que carezca de dignidad, pundonor, ni el de la relajada conducta, pues mal puede ser guardián de la libertad, honra e independencia de su patria, quien tema al sacrificio y ultraje sus armas con infames vicios”. Finalmente le encargó al ministro de la Defensa que haga cumplir ese decreto.
Aunque el general en Jefe Vladimir Padrino López y la mayoría del Alto Mando Militar se empeñan en pregonar la unidad de la Fuerza Armada y los actos de lealtad a Nicolás Maduro y al Gobierno de turno, los hechos demuestran que la crisis en la institución castrense brota a todos los niveles.
Degradados y expulsados
Maduro degrada a los primeros tenientes Johan José González y Jhonn Carlos Carreño Narváez “por ser indignos de pertenecer a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana” por haber violentado “los valores y principios que representan a la institución militar”.
Por otra parte, degradó y expulsó con los mismos argumentos “como una acción ejemplarizante” a 21 militares, la mayoría de ellos entre quienes pasaron a Cúcuta en febrero, reconociendo a Juan Guaidó como su Comandante en Jefe de la Fuerza Armada y presidente interino: Capitanes Jorge Enrique Páez Castañeda, Denis Neptalí Arellano Romero, Pedro Alejandro Báez y Alejandro Molina Noguera.
Primeros tenientes Henry Augusto Zambrano Lozano, Daniel José López Laconcha, Carlos Eduardo Jiménez Graterol, Ramón Eduardo Elías Alvarado, Franklin Alfredo Caldera Martínez, José Alejandro Montero Crespo, Juan José Espino Domínguez y Víctor Daniel Parra.
La sargento mayor de primera Glandys Karina Gelvez Chacón. Los sargentos mayores de segunda Yurley Andreina Arellano Prato y Adelis Pastor Rosales Peroza. Los sargentos mayores de tercera Jesús Miguel Villegas Román y Eriber Santana Duque Rincones.
Los sargentos primeros Edgar Alexánder Flórez Urbina, Luis Eduardo Cermeño y Fabiola Geraldine Zambrano Contreras. Y el sargento segundo Freddy Gabriel Aquiles Osorio Flores.
Quiénes son
El capitán Molina Noguera hacía un año aproximadamente que había desertado de la Fuerza Armada, luego de haber sido advertido que lo iban a detener.
El capitán Páez Castañeda había sido señalado de estar involucrado en un supuesto golpe de Estado.
El teniente Carreño Narváez, que perteneció a Fuerzas Especiales, fue dado de baja hace dos años, luego de aplicarle el artículo de tres años de retardo consecutivo en el grado. Aparece entre quienes habrían participado en un intento de rebelión en la ZODI Monagas, un caso aún no esclarecido, por el que hay varios militares del 322 Batallón de Caribes “Cnel Francisco Carvajal” del Fuerte Paramaconi detenidos, y de lo cual solo se argumentó que habrían pretendido secuestrar a la gobernadora y al jefe de la Zona Operativa de Defensa Integral.
La mayoría de los sargentos de la lista pasaron a Cúcuta a apoyar a Guaidó pero lo hicieron después del 23 de febrero.
Crece la lista
Solo en lo que va de 2019, Maduro ha decretado varias listas de expulsados y degradados de la Fuerza Armada, incluyendo al mayor general (Ej) Hugo Armando Carvajal Barrios y al general de División (Ej) Carlos Alberto Rotondaro Cova.
Luego de los sucesos del 30 de abril, con la Operación Libertad, degradó y expulsó 55 militares, a cuya cabeza coloca al general de división Manuel Ricardo Cristopher Figuera, ex jefe del Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN).
La primera vez que Maduro utilizó esa figura de degradar y expulsar fue con 11 militares incursos en la llamada Masacre de Barlovento, es la única por razones delictivas. Las otras son políticas: la segunda de 24, la tercera de 116, la cuarta de 13 altos oficiales, la quinta la de los sucesos del 30 de abril y la sexta lista es ésta con los 22 militares.
Además, dos casos aislados donde también aplicó la degradación y expulsión de la institución castrense, fue la del Teniente de la Aviación Ronald Alirio Dugarte Silva, quien llevó ante la Organización de Estados Americanos videos y testimonios de lo que ocurre con las torturas en la Dirección General de Contrainteligencia Militar y el caso del caso del Teniente Coronel Ovidio Carrasco Mosqueda, miembro de la Guardia de Honor Presidencial.
Es verdad que el Código Orgánico de Justicia Militar contempla la figura de degradación y expulsión pero para solo es como pena accesoria al delito principal que dicho militar haya cometido y por el que tenga sentencia definitivamente firme, lo cual no ha ocurrido en ninguna de las seis listas de Maduro.
Lo que queda muy claro es que la FANB no está unida, ni es mayoritariamente leal a Maduro, tampoco que la cárcel o las torturas, mucho menos las degradaciones y expulsiones, detengan a quienes conspiran en la institución castrense.