Nunca imaginó Cristóbal Colón que desde aquel territorio descubierto un 2 de octubre de 1948 al cual denominó “Macuro”, 500 años después un presidente autócrata-dictador en cadena nacional iba a comunicarle al país que inauguraba su carretera, siendo falso; pero donde con el famoso Plan Bolívar 2.000 ingenieros militares se beneficiaron con uno de los primeros desfalcos a la nación.
Tampoco visualizó que en las riberas del golfo donde navegaba –que llamó triste- nacería una ciudad en la cual gobiernos democráticos construirían el “Puerto Pesquero Internacional de Güiria”. El primero en su género en toda América Latina y segundo a nivel mundial. El mismo recibía navíos y embarcaciones de todos los continentes hasta cuando llegó el gobierno chavista-madurista para destruirlo totalmente.
El navegante genovés jamás pensó en tal desgracia.
Tampoco imaginó que en ese paraíso llamado por él: “Tierra de Gracia” se desarrollaría plenamente el cultivo del cacao y que para el año 2019 un kilo costaría 50.000 bolívares ó 2 dólares. Pero sus propietarios no podrían beneficiarse, en vista de la proliferación de bandas delincuenciales quienes con armas largas tienen tomadas esas haciendas cobrando vacunas y llevándose el fruto.
Igualmente no pudo percatarse que las bocas bautizadas como Dragón, cinco siglos después iban a “tragarse” seres humanos, especialmente mujeres, huyendo aterrorizadas del socialismo del siglo XXI para trabajar como esclavas sexuales en la isla trinitaria.
Las mismas bocas también serían testigos de hundimiento de embarcaciones transportadoras de mineral de cobre. “Material estratégico” o cables robados a compañías telefónicas y eléctricas venezolanas, donde con el silencio, sus autoridades dan origen a versiones sospechosas.
Y solo es el comienzo del territorio estadal y del rosario de penas, por cuanto la carretera conductora desde Güiria hasta la ciudad de Carúpano tiene tantos huecos, baches, fallas de borde, alcantarillas, puentes rotos o colapsados que un trayecto de una hora deba cubrirse en tres o cuatro.
En Carúpano nos encontramos con un pueblo sediento y marcada presencia del tráfico de estupefacientes. El acueducto llamado “El Carupanero”, en toda su extensión desde la represa Clavellino cercano a Cariaco posee infinitas perforaciones para riego agrícola; mientras el poderoso gobierno con tantos militares y milicianos no tiene carácter para controlarlo.
Pero la fatalidad mayor la encuentra usted cuando llega a Cumaná… Es la ciudad de las plazas “sin cabeza”. ¡Ay Cumaná quien te viera y por tus calles paseara, y a San Francisco yo fuera a misas de madrugada!
El gobiernito “revolucionario” expropió y quebró la Compañía Anónima Industrial de Pesca, (CAIP) y La Gaviota. Gigantescas y antiguas industrias pesqueras. Por eso ahora no se consigue sardinas enlatadas en ninguna parte.
Además expropió el Hotel Cumanagoto, terminó con el turismo, la pesca artesanal, de arrastre, pesca de altura. Atuneros. El Puerto Pesquero de Cumaná. Destruyó la Universidad de Oriente. /…/ Actualmente la capital sucrense flota sobre un inmenso mar de putrefactas aguas cloacales al extremo de decirse: “en Cumaná se da la bienvenida con un baño de excrementos en la cara”.