Venezuela suena, con frecuencia, a problemas. Atascada en el impasse político, asolada por una crisis económica y humanitaria, la imagen del país en el extranjero pocas veces ha conocido momentos más bajos. Excepto cuando se habla de alcohol. Las copas con sabor a Venezuela parecen contar la historia de un país completamente diferente, reseñó DW.com.
No es ningún secreto que la nación caribeña es uno de los grandes productores globales de ron. Tampoco es novedad alguna que estas bebidas espirituosas venezolanas están entre las más apreciadas del mundo: año tras año, las joyas de la corona destilada de Venezuela se cuelan en los ránquines internacionales de bebidas alcohólicas más populares. Dentro y fuera del país gusta acompañar las comidas, las noches de juerga o las reflexiones solitarias con una copa de ron venezolano.
Ron Diplomático (Botucal en Alemania) y Santa Teresa son los buques insignia de la industria venezolana del ron en el extranjero y lideran la internacionalización del sector. Pero otras marcas, como Cacique y Pampero, también están muy presentes en el mercado europeo, y nombres menos conocidos como Carúpano empiezan a pujar fuerte por la clientela internacional.
“Santa Teresa ha visto un crecimiento muy sano en los principales mercados de Europa, también en Alemania, en los últimos años, muy por delante de otras bebidas espirituosas y otros segmentos de la categoría del ron”, dice a DW Humberto Sánchez, director de la unidad de negocio internacional de la citada compañía. “Pero creemos que solo estamos rascando la superficie”.
La empresa ha apostado fuerte por los mercados internacionales y ha suscrito un acuerdo de distribución con el gigante Bacardí, lo cual le permitirá llegar a 160 países en poco tiempo. En este contexto, los muebles bar europeos son un codiciado objetivo, afirma Sánchez: “El éxito en mercados exigentes como Europa, y Alemania en particular, es de tremenda importancia, más de lo que la mayoría de la gente percibe a simple vista, porque significa el éxito de Venezuela”.
El éxito, sin embargo, es relativo. En realidad, el consumo de los principales rones venezolanos se redujo en un 0,15% entre 2013 y 2018, según datos de la consultora especializada IWSR. Pero estas cifras están “en línea” con la caída del consumo de bebidas espirituosas en el continente europeo, subraya a DW el director de investigación para Europa Occidental de IWSR, Humphrey Serjeanston. Pero esta reducción es ínfima comparado con el 12,51% que ha perdido el ron venezolano en América Latina, de acuerdo con estos mismos datos. Los resultados en la geografía europea son mucho mejores, de ahí la lucha por ese mercado.
Los buenos números de la industria del ron venezolana en Europa contrastan con la complicada situación económica en casa. No obstante, la crisis económica se hace notar también en este sector. “Los problemas con el agua y la electricidad afectan definitivamente a la producción, así como el caos y la corrupción en las terminales de exportación”, señala Serjeanston, que pone también sobre la mesa el desafío que suponen el colapso del mercado interno y la hiperinflación.
El experto de IWSR sostiene que la industria del ron no sería en cualquier caso lo suficientemente grande para poder sostener una economía como la venezolana, algo que sí podría ocurrir por el contrario con el petróleo, aunque se encuentre en una situación “desastrosa”.
El ron quiere una solución para Venezuela
¿Puede el conflicto entre Nicolás Maduro y el presidente interino, Juan Guaidó, amenazar esta bandera de la economía venezolana? Serjeanston cree que “al menos a corto plazo sí, particularmente si se alteran la producción y el comercio normal”.
En el mismo sentido, el directivo de Santa Teresa entrevistado coincide en que una salida a la crisis venezolana sería positiva para el negocio, que tiene que lidiar con problemas como la disponibilidad de materia prima, la caída de las ventas locales, la “dificultad” de la vida diaria de empleados y consumidores y el éxodo del personal cualificado. “Soñamos con el día en que muchos de los venezolanos en el extranjero puedan volver a sus casas y ayudarnos en el trabajo de reconstruir el país”, dice Sánchez. “Si a Venezuela le va bien, el ron venezolano puede hacerlo todavía mejor”.