Se dice que el origen de la palabra «traidor» se remonta a la época en que Jesús entra en Jerusalén y es entregado por uno de sus doce apóstoles, llamado Judas Iscariote, a los principales sacerdotes judíos, que capitaneaban el templo.
La palabra «traidor» se deriva del «traditor» latino que significa «el que entrega». (Lucas 22,52).
La traición de Judas se consideró tan execrable, por lo que su nombre siempre ha sido sinónimo de «traidor» y aparece en el noveno círculo más bajo del infierno, donde sufre las más viles torturas y es continuamente roído por una de las tres bocas de Lucifer, lugar reservado exclusivamente por Dante Alighieri para los traidores, en su libro «Infierno», donde la traición es el máximo pecado que se puede cometer y amerita la peor de las condenas.
Antiguamente la teología cristiana y el pensamiento político consideraban la traición y la blasfemia como sinónimos, desafiando tanto al Estado y a la voluntad de Dios, ya que consideraban que los reyes eran elegidos por Dios y traicionar a sus súbditos era hacer la obra de Satanás.
Abro comillas:
traición
nombre femenino
- 1.
Falta que comete una persona que no cumple su palabra o que no guarda la fidelidad debida.
“es famosa la traición de Judas, que vendió a Jesucristo por treinta monedas de plata”
- 2.
derecho
Delito cometido contra un deber público, como la patria para los ciudadanos o la disciplina para los militares.
También tenemos textualmente:
traición
- f. Violación de la fidelidad o lealtad que se debe:
podría perdonarte cualquier error, pero no una traición. - Delito que se comete contra la patria o contra el Estado, en servicio del enemigo.
- a traición loc. adv. Alevosamente, faltando a la lealtad:
has estado hurgando en mi pasado a traición. - alta traición La cometida contra la soberanía, la seguridad o la independencia del Estado.
Cierro comillas.
Las naciones mencionan en sus leyes varios tipos de traición y son debidamente castigadas, según la gravedad de ellas. Unas son cometidas a lo interno, como la insurrección, que puede incluir un «golpe de Estado» y las relacionadas con agresiones extranjeras, muy bien positivas para la nación, pero no para el gobierno de turno. Otras traiciones, son las relacionadas a inducir secretamente a extranjeros a causar una agresión o amenaza a la nación. Dependiendo del país, la conspiración también se agrega a los actos de traición. Tenemos como ejemplo a Japón, donde la aplicación de los «crímenes relacionados con la insurrección» fueron considerados conspiración sobre el culto de Aum Shinriky? que causaron el terrorismo religioso.
La traición en líneas generales consiste en defraudar a la familia, los amigos, los grupos políticos, étnicos o religiosos u otros grupos a los que se pertenezca, prometiéndole realizar alguna acción y luego realizan lo contrario, traicionando a los que están esperando esas acciones.
En Venezuela una y otra vez hemos sido traicionados por quienes nos han prometido en múltiples oportunidades sacar al País de la tragedia en la que desde hace más de seis décadas nos han tenido inmersos los gobiernos de turno.
En los últimos 17 años, hemos tenido frente a nuestros ojos una dantesca realidad. Enfrentamos una «oposición u oposición oficial», quien es apaciguadora de oficio y que nos ha sometido a innumerables postergaciones con intentos de reconciliaciones, con falsos escenarios de diálogos y farsas electorales, sin la intención de aplicar justicia a un régimen perverso e ilegitimo, que nos ha tenido sometidos a las peores vejaciones y humillaciones, al mismo tiempo, de haber coartado a quienes piensan diferente, sin ninguna razón lógica o política para que continúe en el poder. Como resultado de las pasadas manifestaciones, tenemos que unos cientos perdieron la vida, otros quedaron mutilados y los que ahora pagan un encierro injusto recibiendo las peores torturas producto de la represión ejercida por los guardias nacionales, además y por último, lo acontecido el 20 de mayo de 2018.
Indiscutiblemente, la ofensiva es contra el chavismo y los males que incita y encarna; pero es nuestra obligación ir en contra de los perversos políticos que nos han traicionado en incontables ocasiones y la retorcida política que aplican, contra quienes pretenden liderar a la Nación, pero jamás han entrado en sintonía con los deseos y sentimientos populares; contra los que se hacen llamar «opositores» para aglutinar simpatías, pero no se oponen con la sensatez y contumacia que exigen las angustias actuales.
«Por sus obras los conoceréis (Mt 7,15-20)».
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