La mente maestra de maniobras y mentiras del régimen no marcha muy bien en estos días
Para cubrir la huida del diálogo en Barbados, el cual ya cobraba impulso para forzar un acuerdo final, el régimen puso en escena otra mesa de negociación con la colaboración de algunos freelances de la política criolla, que no representan más que sus propios intereses. Idearon volver a la Asamblea Nacional para darle a la movida un barniz de institucionalidad, pero se les complicó la jugada: la relegitimaron contrariando la sentencia de desacato del TSJ contra la Asamblea, volvieron a exhibir la minoría oficialista, incluidos algunos diputados inhabilitados por burócratas, quedaron bajo la autoridad del presidente del parlamento Juan Guaidó y pusieron de bulto el estorbo de la inventada Asamblea Nacional Constituyente.
Luego, para contrarrestar la advertida condena del régimen por importantes jefes de Estado durante la Asamblea General de la ONU, las sanciones de los países del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, las acciones en Nueva York de los representantes de Juan Guaidó y, ausente de la Asamblea el Golem gobernante por miedo a la justicia estadounidense, optaron por una ridícula simulación de Guerra Fría, teatralizando un pretendido apoyo de Rusia y Corea del Norte.
Pero ni Putin es Khruschov ni Maduro es Castro. Putin accedió a una foto como premio de consuelo, pero lo reprendió recordándole que la Asamblea Nacional es legítima, que su presidente es Juan Guaidó y le ordenó volver a sentarse en Barbados a continuar el diálogo. La preocupación real del Kremlin son sus acreencias de cuatro mil millones de dólares por armas e inversión petrolera. En Corea del Norte, la visita del teniente del mazo no tuvo más relevancia que la de una piadosa ofrenda en el mausoleo de los patriarcas norcoreanos.
“Lo tuyo es puro teatro” cantaba la rumbosa Lupe. Entretanto, continúa el cerco, que aprieta, pero todavía no ahorca.