Ahora que veo negros nubarrones en el proceso político, económico y social de Perú, tras la destitución del presidente, Martín Vizcarra, y la disolución del Congreso, considero oportuno escribir esta carta abierta a los ciudadanos de ese país: ¡Peruano! Tal vez te olvidaste de los tiempos de crisis que has vivido en tu tierra; tal vez te olvidaste de los tiempos de dictadura que soportaste en otras décadas; tal vez, como muchos latinoamericanos, tienes una memoria corta.
Tal vez, sencillamente no sientes empatía por aquellos que hoy llegan a tu tierra buscando la oportunidad de vivir, crecer y aportar con su trabajo un grano de arena para la desarrollo de tu país.
¡Peruano! Tal vez no te acuerdas, sin embargo, que en otros tiempos fuimos los venezolanos los que te recibimos con los brazos abiertos, quienes te ofrecimos oportunidades para trabajar, para estudiar, para vivir bien, para proteger a tu familia.
¡Peruano! Tal vez se te olvidó que fuimos los venezolanos quienes atravesamos los páramos andinos y con el liderazgo del Libertador Simón Bolívar y la destreza del gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, te dimos la libertad.
¡Peruano! Te pregunto con desprendimiento y descarnadamente ¿Qué hubieras pensado si en la década de los 80 ó 90 hubiésemos sido los venezolanos los que arremetiéramos contra tus coterráneos que llegaron acá? ¿Qué hubieras pensado y hecho si hubieras visto por televisión la noticia que una peruana fue latigueada por la policía venezolana por el simple hecho de caminar por las calles de Caracas por la noche? Te hubieses enfadado, enfurecido, hubieras gritado de indignación contra semejante hecho.
Sin embargo, ¿qué haces cuando la víctima es venezolana y los victimarios peruanos? No haces nada, solo callas y con tu silencio apoyas la actitud energúmena de los cuerpos policiales y de otros desalmados del Perú.
¡Peruano! Entiendo que se te haya olvidado todo, pero no olvides que los tiempos cambian; no olvides que la vida es como un carrusel, los que un día estamos abajo el siguiente estamos arriba, y viceversa.
Hoy nos tocó a los venezolanos sufrir un régimen despiadado, corrupto y hambreador; hoy nos tocó a los venezolanos emigrar y probar suerte en otros países como el Perú. No obstante, el hecho que muchos de los venezolanos estén en tu país no te da derecho a maltratarlos. insultarlos o menospreciarlos.
¡Peruano! recuerda que a quienes maltratan en tu país son hombres y mujeres dignos, orgullosos, que solo quieren bienestar, que solo buscan la posibilidad de trabajar y ganarse, con su trabajo decente, el pan para sí y para los suyos.
¡Peruano! Puedo entender que los hechos aislados de algunas personas, que han robado, te moleste; pero no puedes juzgar a todos por igual. Por ejemplo, yo en estas líneas le estoy hablando a ese peruano que no comparte la xenofobia, que rechaza los actos de barbarie, les escribo a esos peruanos que son latinoamericanos e hijos de Simón Bolívar.
Como venezolano, como diputado a la Asamblea Nacional, te pido a ti, ciudadano del Perú, que respetes la dignidad y los derechos humanos de los venezolanos, así como nosotros, por muchos años, respetamos y ayudamos a los peruanos que llegaron a Venezuela.
No olvides, que cada cosa que hagamos, cada agresion, cada infamia, cada indiferencia, cada palabra que diganos en contra de un venezolano o de cualquier otro migrante se te devolverá. En esta vida, todo se devuelve. Es una máxima espiritual infalible. Lo que hacemos, se nos regresa multiplicado. Esa es la retribución divina. Todo tiene consecuencias. Por eso, ¡Peruano! , espero que seas más solidario con los venezolanos que han sido desplazados por el socialismo y las mafias criminales que asaltaron el poder para destruir nuestro hermoso país, que muy pronto será de nuevo uno de los más próspero del continente y todos ellos y, quizás muchos de ustedes, regresarán a esta tierra de gracias; con la ayuda de Dios!.