Juan Guaidó paseando por los cerros de Petare en Caracas, por el municipio Baruta en Miranda, por el sector Moñongo en Vargas… Juan Guaidó en los Andes, en los llanos, en Margarita… Juan Guaidó debatiendo en la Asamblea Nacional, reuniéndose con empresarios, conversando con académicos… Juan Guaidó en la Iglesia, en mítines, en manifestaciones… Juan Guaidó con la gente, con el pueblo, con los venezolanos.
¿Y Nicolás Maduro?
“Venezuela debe ser el único país del mundo en el que el supuesto presidente, el que dice que ganó las elecciones, y que tiene el respaldo popular, no puede salir a la calle y pasear tranquilo. Maduro está recluido. No puede ir más allá del Palacio de Miraflores y Fuerte Tiuna”, dice al diario ALnavío la vicecanciller de Guaidó, Isadora Zubillaga, también embajadora del Presidente Encargado en París.
Es cierto. La última vez que se vio a Maduro paseando fue hace dos semanas a 9.900 kilómetros de Caracas: en Moscú. Desde la Plaza Roja compartió un vídeo en el que anunció todo el apoyo que le brinda el presidente Vladímir Putin, mientras caminaba entre la gente, cosa que ahora sólo puede hacer en contados países: Rusia, Cuba, Vietnam y Corea del Norte. No en Venezuela.
En su país, la última vez que se le vio fuera del Palacio de Miraflores y al aire libre fue en la entrevista con el periodista Max Blumenthal para The Grayzone. Allí Maduro apareció en una montaña con Caracas de fondo. Bien lejos de la gente.
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