El gobierno brasileño continúa investigando la procedencia de las misteriosas manchas de petróleo que aparecieron en más de un centenar de playas del noreste de Brasil, las cuales el presidente atribuye, por el momento, a un acto criminal. “Es un volumen (de crudo) no constante. Si se tratase de un barco que naufragó seguiría saliendo petróleo. Parece que algo fue lanzado criminalmente” al mar, dijo Jair Bolsonaro junto al ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, en un breve encuentro con periodistas en Brasilia.
El lunes, el mandatario afirmó que las autoridades identificaron “un país que puede ser el del origen del petróleo” que se esparce por unas 132 playas, en nueve estados del nordeste, pero este martes evitó dar detalles sobre el presunto responsable. “Es reservado, no puedo acusar a un país. Si resulta que no es ese país, no quiero crear problemas con otros países”, afirmó a los periodistas que le consultaron si el petróleo procedería de Venezuela. El diario Folha de San Pablo citó un reporte confidencial de Petrobras que señala a esa nación como posible origen.
Salles, que viajó el lunes a la zona afectada, afirmó que la prioridad del gobierno es “reaccionar rápido para retirar lo que está en el suelo y profundizar la investigación para descubrir el origen” de las manchas, que comenzaron a reportarse desde el 2 de septiembre.
Una de las áreas con más daños es el estado Sergipe, donde un denso material color negro flotaba sobre amplias zonas de la costa, cubriendo rocas y arena.
El presidente de Petrobras, Roberto Castello Branco, reiteró este martes que el crudo vertido no es “producido ni comercializado por la empresa”, afirmando que se realizó un análisis de muestras tomadas en varias zonas afectadas.
Hasta el lunes “se recogieron 133 toneladas de residuos oleosos”, afirmó el directivo ante una comisión del Parlamento, a la que aseguró que Petrobras desplegó todos sus “recursos disponibles” para ayudar en la limpieza. “Hasta ahora es un fenómeno muy extraño, no hay señales de que está disminuyendo. Es un desastre muy preocupante”, agregó Castello Branco.
Alerta sobre impacto ambiental
Las manchas de petróleo se encontraron a lo largo de unos 2.000 km de costa atlántica, golpeando a una empobrecida región con las playas más exuberantes de Brasil y que vive principalmente del turismo. El proyecto Tamar, especializado en la protección de tortugas marinas, aseguró que enfrenta “la peor tragedia ambiental” desde que comenzó a funcionar en 1980. La semana pasada los directivos de Tamar anunciaron la suspensión de la liberación de tortugas bebé en las costas debido a la contaminación petrolera.
El sábado, Bolsonaro pidió acelerar las investigaciones sobre el caso y dio 48 horas para que los órganos competentes le aportaran “los datos recogidos y las medidas adoptadas hasta el momento”. La Policía Federal, en tanto, abrió una investigación por posible “crimen ambiental”.
Desde que asumió el poder el 1 de enero, Bolsonaro ha sido blanco de críticas por su política medioambiental y en agosto su gobierno enfrentó severos cuestionamientos de parte de la comunidad internacional tras el aumento de la deforestación y los focos de incendio en la Amazonía.
Más allá de la fuente del derrame petrolero, los especialistas llaman la atención sobre la demorada respuesta del gobierno federal: su primera reacción ocurrió la semana pasada, pese a que las manchas de crudo comenzaran a aparecer hace más de un mes.
“El gobierno se tomó demasiado tiempo para reaccionar. Es fundamental que los responsables sean identificados y que paguen por los daños, tanto ambientales como económicos”, dijo a la agencia de noticias AFP el biólogo Mario Moscatelli, alertando que el fenómeno podría traer un severo impacto para la pesca y el turismo.
Moscatelli precisó que estos derrames pueden afectar principalmente “ecosistemas costeros: las playas, manglares y arrecifes son muy vulnerables al contacto con petróleo”.
“Sin una reacción firme, este tipo de episodios podría volver a ocurrir”, agregó.