Durante los últimos meses se han creado grandes expectativas a los venezolanos con el anuncio de conversaciones, entendimientos, diálogos y consensos para lograr superar la crisis que nos agobia y minimiza. Los distintos actores políticos hacen promesas de soluciones inmediatas que van desde lo electoral a lograr acuerdos que darán inmediatas salidas para superar las dificultades y mejorar las condiciones de vida en el cual se encuentra inmerso el común de los ciudadanos.
Están a la vista que los resultados obtenidos solo han creado mayores frustraciones y desmejoras en nuestra calidad de vida a los venezolanos. El mundo político incluye a los actores de Gobierno y oposición, no logran resultados aunque sean pocos que den una luz de esperanza a nuestras calamidades, por el contrario se observa que estamos en un tobogán donde las necesarias soluciones se acercan y se alejan sin lograr resultados concretos.
Los responsables de dar esas soluciones se hacen los desentendidos de la crisis que ellos han provocado, al crear planes y programas antagónicos al interés nacional que son los causantes de esta tragicomedia que nos toca vivir, con estupor observamos como se señalan a otros actores como los responsables, no queriendo asumir aunque sea parte de sus errores y poder llevar adelante las rectificaciones necesarias. Lo contrario insisten en destacar el modelo como ejemplo de bienestar y progreso en el mundo.
Lo triste es que para muchas familias la alternativa que ven es la de irse a otros países aledaños donde ya no se nos ve bien, siendo evidentes los maltratos y humillaciones que tienen que soportar al crecer el rechazo a la presencia tan masiva de Venezolanos y competir con sus habitantes por las oportunidades de empleo. Esto unido a los limitados recursos otorgados por los países y las naciones unidas para atender a estos millones de nuestros compatriotas complica aun más nuestra situación.
La crisis social sigue creciendo así nos los indican los niveles de pobreza, caída del consumo, perdida del poder adquisitivo, dramática reducción de nuestra calidad de vida, crecientes limitaciones en cumplir con las mínimas necesidades familiares a las cuales estábamos acostumbrados como celebrar un cumpleaños o tomar unas cortas vacaciones.
Las soluciones no se observan para cambiar el estado de cosas en que nos encontramos, lo cual nos genera mayores frustraciones y angustias al no observarse vías para mejorar nuestras condiciones familiares y ver con tristeza como se nos complica nuestra forma de vida.
¿Nos preguntamos a donde nos conduce esta crisis sin soluciones?
Vicente Brito
Presidente
Red por la defensa al Trabajo,
la Propiedad y la Constitución.
Nota de prensa