El pasado 17 de octubre de 2019 me tocó la enorme responsabilidad de ser la representación de mi país desde el Senado de los Estados Unidos, sería probablemente la primera joven venezolana que desde ese lugar denuncia al régimen socialista de Nicolás Maduro, a continuación quisiera dejarles lo que fue parte de mi discurso en medio de la I Cumbre de Youth And Democracy In The Américas con la presencia del Secretario General de la OEA, Luis Almagro, el Congresista Mario Díaz Balaz, los Senadores Marco Rubio y Rick Scott, jóvenes líderes de todo el continente, así como también el Presidente del Tribunal Supremo de Justicia Legítimo de Venezuela:
Creo que nuestro principal error como venezolanos fue creer que la libertad era un derecho garantizado y no un valor por el cual debemos luchar todos los días. No caímos en cuenta de que los enemigos de la libertad son el populismo, la demagogia, los caudillismos y las ideologías que se alimentan del resentimiento. Venezuela vive bajo la opresión de un régimen tiránico que niega la autonomía del ser humano, que hoy trata a los ciudadanos como siervos, a los que condiciona ciertos y escasos beneficios solo si la obediencia es absoluta.
Vivimos bajo una tiranía que durante mucho tiempo se disfrazó de democracia popular, que en nombre del “pueblo” expropió tierras y empresas, desmanteló instituciones, robó elecciones, destruyó mesas de diálogos, quebró nuestra economía y que devastó todas las libertades.
Venezuela ocupa el último puesto en el índice de libertad económica, y está entre los últimos en respeto a la propiedad privada, institucionalidad y libertad individual.
Nuestras condiciones de vida están en el mismo abismo. Para el año 2018, el 94% de los hogares venezolanos fueron considerados pobres por su total de ingresos. Para este año ACNUR calculó el éxodo migratorio en más de 4 millones de venezolanos regados por el mundo, huyendo del hambre y la represión.
El socialismo es catástrofe humana y represión política. Los venezolanos somos víctimas de la persecución y violencia que nos ha costado hasta la fecha más de 200 jóvenes asesinados por adeptos y colectivos del régimen, miles de presos políticos entre civiles y militares, y cientos de exiliados y perseguidos incluyendo a nuestros legítimos Diputados y Magistrados.
El socialismo es un diseño continental de saqueo y violencia totalitaria. La franquicia se llama FORO DE SAO PAULO. Y este mismo año desde su reunión en mi país, toda la región ha empezado a padecer la desestabilización de la paz y la democracia. No hay casualidades en todo lo que estamos viendo: Es un plan diseñado para negar al continente la posibilidad de instaurar repúblicas libres y sistemas de mercado que funcionen.
La cabeza de la culebra totalitaria es el castro socialismo desplegado ahora desde Venezuela.
Estará en juego la democracia, la paz y la libertad de América mientras esté vigente en Venezuela el socialismo del siglo XXI. Mientras no solucionamos el caso venezolano seguirá vigente el proyecto expansionista del crimen organizado transnacional que ellos han trazado.
A nosotros los jóvenes venezolanos nadie nos ha enseñado cómo enfrentar un sistema criminal y represivo de esta magnitud, simplemente hemos tenido que aprender sobre la marcha.
Muchos hemos sido parte y víctimas de un terror difícil de narrar, hace días a un joven que acompañaba a su madre que protestaba por falta de gas doméstico los grupos armados del régimen le perforaron sus dos ojos con perdigones. Ese joven hoy no puede ver por consecuencia de la crueldad de este régimen, y como él muchos más han sido asesinados o torturados.
Ante tantas muertes, hambre, y miseria, ¿Qué más hace falta para que el mundo entienda que el régimen de Maduro, sus mafias del narcotráfico, sus grupos de inteligencia genocida y grupos terroristas, no son solo un peligro para los venezolanos, sino para toda la región?
Yo quiero ser hoy la voz de los venezolanos que claman por pedir auxilio, antes de que la violencia y la muerte nos transforme en silencio y total sumisión.
¡Auxilio!
¡Auxilio!
Nosotros seguiremos en rebelión hasta que el último sea silenciado. No nos van a callar. No nos vamos a dejar vencer. Pero necesitamos su ayuda. Hagan de nuestra tragedia un sólido compromiso por la libertad: Lúchenla todos los días. En un sistema corrupto, mantener nuestros principios, valores y dignidad, es un acto de rebeldía. Háganlo ahora, porque no imaginan cuanto duele ver cómo ciegan nuestro futuro todos los días.
¡Viva la juventud! ¡Viva Venezuela! ¡Viva América libre!