“Come aquí con 1$ (dólar)”, se lee en un anuncio grande con letras rojas y fondo amarillo, ubicado en la entrada de un local de comida rápida en el centro de Caracas, capital de Venezuela.
Rayza Calaforra frecuenta este restaurante casi todas las mañanas. Con un dólar desayuna una arepa (plato típico venezolano) y, cuando quiere variar el menú, compra por ese mismo precio un jugo y una empanada.
“Aunque en otros lugares me puede salir más económica una arepa u otra comida, me es más práctico pagar directamente en divisas”, explica la mujer, quien recibe parte de su salario en dólares, como la mayoría de los venezolanos con empleos formales.
La tentadora oferta resulta llamativa en un país donde la moneda oficial es el bolívar, y hasta hace poco menos de un año el uso de la divisa estadounidense estaba prácticamente proscrito para los venezolanos. Las transacciones en dólares estaban restringidas y controladas para el ciudadano común y eran penadas hasta con prisión.
Pero todo cambió. El país pasó de un férreo control de cambio a una anarquía monetaria donde el dólar parece haber desplazado al devaluado bolívar, donde se desconoce el origen y destino de los miles de billetes estadounidenses que circulan libremente en Venezuela. Comerciantes, empresarios, taxistas, vendedores de frutas, médicos, abogados, todos hacen sus transacciones en dólares y hasta en euros.
Los expertos parecen tener una explicación para el fenómeno de la dolarización en el país: el crimen organizado.
El economista y presidente de Datanálisis, Luis Vicente León, explica que más del 35 por ciento de las operaciones en Venezuela se realizan en moneda extranjera por la escasez de papel moneda, lo que abre puertas a operaciones ilícitas que sirven de fachada a operaciones de lavado de dinero. “En la medida que esta situación se prolongue, el mercado es muy atractivo para operaciones ilícitas”, advierte.
El abogado penalista y criminólogo Luis Izquiel considera que en la actualidad las divisas motorizan la precaria economía en Venezuela: “Gran parte de esos billetes entran en nuestra economía por actividades del crimen organizado sin darnos cuenta. La gente no se explica cómo un vendedor informal puede cotizar un kilo de papas en dólares o cómo un taxista, en medio de un apagón nacional, cobra sus servicios en dólares y además tiene efectivo en divisas disponible para darte el cambio en esa moneda”.
Por otra parte, los delincuentes transan en dólares los pagos de rescates por secuestros, las extorsiones y hasta el tráfico de personas desesperadas por huir del país. Empresarios y comerciantes que están radicados en el estado Aragua y funcionarios policiales de esa región aseguraron en campo a InSight Crime que las bandas delictivas solicitan a representantes de grupos empresariales vacunas en dólares a cambio de “protección y seguridad”, pero los pagos deben ser en efectivo para no dejar registros.
Fortalecimiento del crimen organizado
Luis Vicente León sostiene que en Venezuela los estímulos para las actividades informales son múltiples: “Es evidente que en una economía aislada por las sanciones del Departamento del Tesoro a funcionarios del gobierno y empresas estatales, con hiperinflación y con un proceso inducido de dolarización, el crimen organizado se fortalece”.
Basado en reportes internos de la firma de consultoría económica y financiera Ecoanalítica, el presidente de Datanálisis explica que anualmente en el país circulan más de US$6.000 millones debido a las ganancias de tres actividades ilícitas: contrabando de oro, contrabando de combustible y narcotráfico.
El experto en lavado de dinero, abogado y magistrado en el exilio del Tribunal Supremo de Justicia, Alejandro Rebolledo, considera que Venezuela es un refugio para los actores del crimen organizado: “Estos criminales encontraron en el país un territorio seguro para operar con el contrabando de alimentos, medicinas, falsificación de medicinas y repuestos de vehículos, así como también con el narcotráfico, la minería ilegal, los secuestros y las extorsiones. Todos estos pagos se realizan en dólares”.
Rebolledo explicó a InSight Crime que en algunos sectores que funcionan como
“zonas de paz”, en los que no ingresa la policía y las megabandas y colectivos operan de manera impune, el tráfico de armas y de drogas son parte de las economías ilegales de estos grupos: “En Caracas, la parroquia 23 de Enero, que está en poder de los colectivos, pudiera tener más armas y municiones que cualquier batallón militar y todo este negocio de compra y venta de armas también se maneja en moneda dura (dólares), al igual que las actividades ilícitas en las cárceles. El dólar americano es la moneda más utilizada en el mundo y el delito organizado realiza sus actividades ilícitas en Venezuela con la moneda que es más utilizada”.
Rebolledo asegura que personeros del gobierno de Nicolás Maduro han lavado desde Venezuela US$800 millones y que, para disfrazar esas operaciones, utilizan a testaferros profesionales.
El experto explicó que se han podido identificar actividades de grupos de crimen organizado, pues muchos de estos delincuentes, que han sido detenidos en el exterior, han optado por cooperen con las autoridades a cambio de beneficios procesales: “De esta manera es que se han conocido rutas, nombres, cuentas bancarias, los casos de corrupción de PDVSA, de facturaciones y de subfacturaciones y de empresas fachadas”.