Las recientes protestas en Ecuador y Chile que obligaron a sus gobiernos a retroceder en la aplicación de medidas consideradas impopulares, dejaron también al descubierto el grado de violencia y articulación de ciertos grupos radicalizados, y hasta de infiltrados, que muy difícilmente pueden ser considerados como “espontáneos”.
Esta situación puso sobre el tablero la direccionalidad de algunas acciones, el papel del “Foro de Sao Pablo” (FSP) y el de otros mecanismos de coordinación política continental dirigidos desde Cuba, como el llamado “Grupo de Puebla”, así como las expresiones oportunistas de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, buscando sacar provecho de lo ocurrido.
Es evidente que el apoyo de los países suramericanos resulta fundamental para construir un entorno que favorezca el restablecimiento de la democracia en Venezuela. En otras palabras, el compromiso de los países de la zona es determinante para inclinar la balanza a favor del cambio político en nuestro país.
Desde este enfoque, la faceta exterior de la lucha que se libra en Venezuela por la democracia implica enfrentar el proyecto del FSP. De allí la importancia de hacer causa común con los demócratas de la región.
Recordemos que fue a finales de los años noventa cuando uno tras otro cayeron los países más importantes de la región bajo el influjo de los partidos adscritos al FSP, quienes construyeron un proyecto continental de poder que contó con el generoso financiamiento que les dio Chávez y que hoy a duras penas mantiene Maduro.
Para el momento del surgimiento del FSP en 1990 el único miembro que ejercía el poder era el Partido Comunista de Cuba. Veinte años después la mayoría de sus integrantes accederían al poder por la vía electoral. A la elección de Hugo Chávez en 1998 en Venezuela le siguió el triunfo de Lula da Silva del Partido de los Trabajadores en 2002 en Brasil, luego Tabaré Vázquez del Frente Amplio en Uruguay en 2004, Evo Morales por el Movimiento al Socialismo en Bolivia en 2005, Michelle Bachelet del Partido Socialista de Chile en 2006, Rafael Correa por Alianza País en Ecuador en 2006, Daniel Ortega por el Frente Sandinista de Liberación Nacional de Nicaragua en 2006, Fernando Lugo por la Alianza Patriótica para el Cambio (hoy Frente Guasú) en 2008, José Mujica por el Frente Amplio en Uruguay en 2009, Mauricio Funes del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional de El Salvador en 2009, Dilma Rousseff por el Partido de los Trabajadores de Brasil en 2010, Ollanta Humala por el Partido Nacionalista de Perú en 2011, Nicolás Maduro del Partido Socialista Unido de Venezuela en 2013, Michelle Bachelet del Partido Socialista de Chile de nuevo en 2014 y Salvador Sánchez Cerén del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional en 2014. Varias organizaciones adscritas al FSP gobernaron en coalición con Néstor Kirchner y Cristina Fernández en Argentina.
El FSP reúne grupos de la sociedad civil, instituciones académicas, partidos políticos y organizaciones criminales, como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), entre muchas otras organizaciones. Según datos del año 2016, algunos de los partidos políticos adscritos al FSP en América del Sur eran:
?? Argentina: Frente Grande, Frente Transversal Nacional y Popular, Movimiento Evita, Movimiento Libres del Sur, Partido Comunista, Partido Humanista, Partido Intransigente, Partido Obrero Revolucionario-Posadista, Partido Socialista, Partido Solidario, Unión de Militantes por el Socialismo.
?? Bolivia: Movimiento al Socialismo, Movimiento Bolivia Libre, Partido Comunista de Bolivia.
?? Brasil: Partido Democrático Trabalhista, Partido Comunista del Brasil, Partido Comunista Brasileiro, Partido Patria Libre, Partido Popular Socialista, Partido Socialista Brasileiro, Partido de los Trabajadores.
?? Chile: Izquierda Ciudadana, Movimiento Amplio Social, Movimiento de Izquierda Revolucionaria, Partido Comunista, Partido Humanista, Partido Socialista, Partido del Socialismo Allendista, Revolución Democrática.
?? Colombia: Marcha Patriótica, Movimiento Progresista, Partido Alianza Verde, Partido Comunista Colombiano, Polo Democrático Alternativo, Presentes por el Socialismo, Unión Patriótica.
?? Ecuador: Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik – Nuevo País, Movimiento Alianza PAIS, Movimiento Popular Democrático, Partido Comunista del Ecuador, Partido Comunista Marxista-Leninista del Ecuador, Partido Socialista-Frente Amplio.
?? Paraguay: Frente Guasú, Partido Comunista Paraguayo, Partido Convergencia Popular Socialista, Partido del Movimiento Patriótico Popular, Partido del Movimiento al Socialismo, Partido País Solidario, Partido de la Participación Ciudadana, Partido Popular Tekojoja.
?? Perú: Ciudadanos por el Cambio, Partido Comunista del Perú-Patria Roja, Partido Comunista Peruano, Partido Nacionalista del Perú, Partido del Pueblo, Partido Socialista del Perú, Tierra y Libertad.
?? Uruguay: Asamblea Uruguay, Compromiso Frenteamplista, Frente Amplio, Movimiento 26 de marzo, Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros, Movimiento de Participación Popular, Movimiento Popular Frenteamplista, Partido Comunista del Uruguay, Partido Obrero Revolucionario Troskista-Posadista, Partido por la Victoria del Pueblo, Partido Socialista de los Trabajadores, Partido Socialista del Uruguay, Vertiente Artiguista.
?? Venezuela: Liga Socialista, Movimiento Electoral del Pueblo, Partido Comunista de Venezuela, Partido Socialista Unido de Venezuela, Patria para Todos.
El FSP despierta contradictorias reacciones, pero en términos reales está claro que constituye un espacio de articulación política continental, que tiene un plan, que desarrolla una política claramente orientada, que llegó al poder en importantes países y que cuenta con los recursos necesarios para seguir influyendo con gran fuerza en los procesos políticos de la región.
Su discurso y orientación ideológica se fortalece y proyecta desde los espacios donde se condena al libre mercado, la disciplina fiscal, la reordenación del gasto público, la reducción del tamaño del Estado y la eliminación de los subsidios. Todo esto se engloba en un solo término al que se le ha dado una connotación peyorativa: neoliberalismo. De manera que la defensa de la propiedad privada, clave para la construcción del bienestar social; el desarrollo del capital como base para fundamentar el crecimiento económico; la consolidación de las instituciones democráticas como antídoto contra los personalismos mesiánicos que se ubican por encima de las constituciones y del ordenamiento legal y la lucha contra el populismo, como soporte de una sociedad fundada en el valor del trabajo y en la responsabilidad; siempre encontrará en el FSP un formidable enemigo.
A los venezolanos, sin embargo, nos tocó padecer la peor y más destructiva formulación del modelo, que suma a todo lo dicho ya, la incapacidad gerencial, corrupción generalizada, autoritarismo, militarismo, imbricación de política y estructuras criminales y la completa liquidación del Estado de Derecho y de las instituciones democráticas.
En general, los gobernantes adscritos al FSP presumen de sus políticas “anti neoliberales” para disminuir la pobreza y ampliar la seguridad social, pero somos los venezolanos quiénes más claramente entendemos el alto costo que, en contrapartida, debe pagarse: la pérdida de la libertad, la dependencia ciudadana de un Estado abusivo y criminal y la dificultad de sacar del poder a estos sátrapas por las vías ordinarias de la democracia.
Hoy resulta fundamental que se construya una sólida alianza entre los factores democráticos del continente. Desde la diáspora, los venezolanos nos encontramos en el deber de apoyar las opciones democráticas enfrentadas al FSP y ello implica también, pase lo que pase en Argentina, Colombia y en Uruguay, consolidar los espacios que ya están comprometidos con el ejercicio ciudadano de la democracia y fortalecer las instituciones que le brindan soporte.