En lo más profundo de la selva tropical del sur de Nigeria, un pastor evangélico dirige un campo en expansión presentado como un refugio para miles de niños que huyeron del grupo yihadista Boko Haram en el norte.
Solomon Folorunsho, conocido como Pastor Solomon, afirma que pertenece a una autoproclamada misión de ayuda a la humanidad, por lo que creó el Centro Internacional Cristiano para Misiones (ICCM por sus siglas en inglés).
Su campo, en Benin City, afirma que provee alojamiento, atención médica y educación a 4.000 niños, “huérfanos en su mayoría”, así como a 500 viudas y misioneras, a través de donaciones de instituciones locales, oenegés e iglesias de otras partes.
Pero algunos testigos entrevistados por la AFP en varios puntos de Nigeria (niños, familiares de estos, exmisioneros y trabajadores sociales) dibujan un retrato mucho más sombrío del pastor, y del trato que ofrece a los demás.
“Al principio, es muy sutil, tranquilo, como alguien que no le haría daño ni a una mosca”, declaró sobre el carismático predicador un extrabajador de la iglesia.
“Lo apreciaba mucho, me gustaba su carisma”.
Pero a lo largo de varios meses de entrevistas, los testigos explicaron que los habitantes del campo, de 30 hectáreas, suelen padecer hambre y sed y que viven en unas condiciones higiénicas atroces.
Todos acusaron al pastor de perpetrar abusos físicos. Algunos, también afirmaron que cometería agresiones sexuales.
– “No abusamos” –
El Pastor Solomon, en la cincuentena, admitió que hay dificultades sanitarias y de alimentación en el campo, pero negó que se lleven a cabo malos tratos.
“No hay ningún maltrato aquí. No abusamos”, dijo a la AFP.
“Darles de comer es un desafío… pero no tenemos nada que esconder. Estamos ayudando a la humanidad”.
Las inquietudes sobre el campo vienen de largo. Hace tres años, el fondo de la ONU para la infancia, Unicef, envió a un equipo para inspeccionar el lugar, el cual relató un informe con unas conclusiones condenatorias.
“El Pastor Solomon gestiona este campo como si fuera su “reino”. Controla los movimientos y las acciones de todas las personas del campo a través de unos grupos de pastores y de niños especialmente elegidos”, escribieron en un informe confidencial al que tuvo acceso la AFP.
Los investigadores de Unicef afirmaron que lo que presenciaron, cotejado con las entrevistas realizadas con niños, cuidadores y trabajadores de oenegés, despertó “fuertes preocupaciones sobre la posibilidad de que el Pastor Solomon pudiera estar llevando a cabo actos sexuales o, como mínimo, acosando sexualmente a niñas en el campo”.
Los testigos también explicaron a la AFP que en torno a una docena de chicas jóvenes trabajaban para el pastor como sus sirvientas personales y que recibían un trato preferente.
“Una chica que se negó a trabajar para él fue castigada y no le daban de comer. Cuando te pega, podría seguir haciendo hasta que sangras gravemente”, declaró una chica de 16 años que dejó el campo hace varios meses.
El pastor “tenía nombres para llamar a diferentes chicas… Lo mismo comentaba el tamaño de mi trasero que decía que nuestros pechos parecían piñas, o cosas así”, dijo Rahila.
Todos los nombres de los testigos fueron cambiados para proteger su identidad.
– “Nos pegaba” –
Otros niños y adultos sostuvieron que todo aquel que enfada al pastor acaba duramente golpeado.
“Yo siempre estaba hambriento, nunca había suficiente comida o agua. Cuando nos quejábamos, nos pegaba con lo que tuviera a mano en ese momento”, contó Hauwa, de 12 años.
“Nadie deja al pastor Solomon sin una cicatriz, ya sea psicológica o física”, indicó un antiguo discípulo suyo a la AFP.
No fue fácil convencer a la gente para que contara sus experiencias con el pastor Solomon. Algunos se habían negado a hablar desde hacía 20 años.
“La mayor parte de las chicas proviene de hogares pobres. Dormirían con él a cambio de que les pagara los gastos de la escuela”, dijo otra exdiscípula suya, que asistía a la iglesia a finales de los años 1990.
No obstante, dijo que ni se planteaba hablar con las autoridades acerca de los abusos que sufrió y presenció, en un país en el que raramente se lleva a los hombres ante la justicia.
También tenía miedo del yuyu, la magia negra tradicional, muy temida en la región.
“Me aterraba hablar. Él usa el yuyu, la gente me dijo que moriría”.
Los pastores evangélicos son muy populares en el sur de Nigeria, cristiano, donde ganan muchos adeptos fanáticos.
“Él dice que es un enviado de Dios. Enfrentarse a él es como enfrentarse al propio Dios”, declaró un exempleado de la iglesia.
Quienes trabajaron a su servicio y vivieron en el campo afirmaron que el pastor recurre al demonio y a técnicas de miedo para mantener a la gente a raya.
En la página web de la iglesia, en una corta biografía titulada “Vi a Jesús” -trasladada a seis idiomas, incluyendo el ruso y el chino- afirma que fue salvado de Satán por el propio Dios.
– Apoyo evangélico extranjero –
El Centro Cristiano Internacional para Misiones del pastor Solomon se expandió rápidamente desde que fue fundado, en 1990, con solo una docena de jóvenes discípulas.
En 1992, puso en marcha la primera “Casa para necesitados”, en la que se ocupaba de niños pobres, con el permiso de los padres, que confiaban en que el pastor pudiera ofrecerles una educación.
Un exmisionero afirmó que el pastor presentaba a veces a los niños como huérfanos para obtener fondos de Europa o de Estados Unidos.
Diez años después, la iglesia había crecido tanto que tenía más de 200 ramas, con misionarios y pastores trabajando por todo el sur de Nigeria. Llegaban fondos de iglesias del extranjero.
“Por ejemplo, enviaba fotos de nosotros o de los niños, y nos pedía que pareciéramos tristes. Decía que la gente blanca era muy sentimental”.
Pero fue la insurrección yihadista de Boko Haram, a más de 1.000 km al norte de la Benin City lo que hizo que el número de habitantes del campo se disparara, en 2013.
“La gente del pastor vino [a Maiduguri] y convenció a los padres de que enviaran a sus hijos a Benin City, donde tendrían una buena educación y comida gratis”, dijo Rakiya, que envió a cinco de sus seis hijos.
“En el campo, los padres recibirían sacos de arroz, billetes de autobús, garrafas de aceite de palma y cosas así. Así, cuando volvieran a Maiduguri, le dirían a los otros padres que ‘Benin está bien'”, explicó.
– Sin registros –
No existen datos públicos sobre cuántos niños fueron llevados al campo desde el norte de Nigeria.
El pastor Solomon indicó a la AFP que el ejército nigeriano y la agencia de inteligencia tenían “una copia del registro” pero esto no pudo comprobarse.
Unicef y el Comité Internacional de la Cruz Roja (ICRC, por sus siglas en ingles) querían reunir a los niños del campo con sus familias, pero sus trabajadores no fueron autorizados a acceder al recinto.
“Por el momento, la dirección del campo no ha podido o no ha querido entregar esa información”, señaló Unicef en su informe.
Unicef explicó que transmitió el informe a las autoridades locales en 2016 para informarles de sus “preocupaciones”, pero no parece que se haya hecho nada al respecto desde entonces.
Al contrario, el pastor Solomon contaba con el apoyo total del gobernador regional, Adams Oshiomhole, ahora líder del partido que gobierna en Nigeria, el Congreso de los Progresistas (APC, por sus siglas en inglés).
“Con el anterior gobernador, tuvimos una buena relación”, dijo Solomon a la AFP. “Cuando los padres querían recuperar a sus hijos, les daba dinero, o un regalo”.
En la actualidad, aunque rechaza las acusaciones de malos tratos, el pastor admite que la llegada de tantos niños al campo hizo que la situación de los mismos fuera más difícil y que a la iglesia le cuesta encontrar dinero.
Los trabajadores del campo declararon a medios locales que alimentar a los cerca de 4.000 niños y 500 adultos que viven en el campo costaba cientos de dólares cada día, y eso sin contar las medicinas, el agua, la educación y la ropa.
“También tenemos un problemas con casos de hepatitis, sarampión, varicela y sarna, no tenemos espacio para alojarlos a todos, esto es un gran desafío”, reconoció el pastor.
Según testigos, algunos niños duermen en colchones sobre el suelo, en unos grandes hangares sin vigilancia de adultos. Tienen que hacer sus necesidades en el campo y se quejan de que tienen hambre y sed y de que no pueden lavarse, y apuntaron que muchos murieron por enfermedad.
– “Es nuestra responsabilidad” –
Pero las donaciones de grupos evangélicos europeos y estadounidenses no dejan de llegar.
La congregación del pastor alemán Gunther Geipel -que se refirió al pastor Solomon como un “amigo y hermano”- es una de ellas.
Geipel rechazó las acusaciones contra el predicador y las tachó de “cuentos” de “gente celosa”.
“No puedo imaginar que eso sea cierto”, declaró a la AFP.
La AFP le planteó las acusaciones vertidas contra el pastor Solomon y su campo a la ministra de Asuntos Sociales del estado de Edo, Maria Edeko, en el cargo desde hace unos meses.
Edeko afirmó que nunca había oído hablar del informe de la ONU ni de las acusaciones de abusos o malas condiciones del campo, pero insistió en que investigaría el caso.
Por otro lado, confirmó que las autoridades no tenían acceso a los registros del campo.
“Desde ya, puedo asegurarle de que mi ministerio se pondrá al frente de la situación. Necesitamos vigilar” el campo, sostuvo. “Es nuestra responsabilidad”. AFP