A Juan Pablo Pernalete,
alumno de nuestra Universidad Metropolitana de Caracas,
prometedor deportista,
baleado impunemente el 26 de abril de 2017,
cuando participaba en una marcha antigubernamental.
El desalmado Imperio tiene su american way of death; la Venezuela socialista del siglo XXI no es menos; en dos cruentas e indolentes décadas acumula una cantidad de muertos que compiten y superan las bajas de cualquier batalla contemporánea. En efecto, para la Historia Universal de la Ignominia, el régimen sanguinario ya cuenta con su propia caracterización de sus muertos, a saber:
– Los ajusticiados: Son el resultado de las razias que ejecutan en las zonas populares las fuerzas policiales especiales del gobierno, prestas a exterminar sin mucho miramiento a todo quisque, culpable o inocente.
– Los asomados: Por curiosos y entrépitos reciben un balazo caliente o frío al asomarse a contemplar la plomazón.
– Los colaterales: Inocentes ciudadanos que se ven atrapados en la línea de fuego entre bandos o bandas, e ignorantes fallecen por la acción de una bala ajena.
– Los suicidados: No soportaron las torturas que los irreprochables organismos de inteligencia bolivariana infringen a los detenidos por razones políticas, misteriosamente no se auto suicidan sino son suicidados por sus torturadores.
– Los bien mataos: Categoría muy especial de las matanzas socialistas del siglo XXI, incluye a los escuálidos, apátridas, pelucones, pitiyanquis, cachorros del Imperio, que son tiroteados – sobre todo los estudiantes -, por miembros de los colectivos bolivarianos en las marchas de protesta contra el gobierno revolucionario, Son el producto de una decretada guerra muerte: Escuálidos y opositores contad con la muerte aún siendo indiferentes. Integrantes de los colectivos bolivarianos contad con la vida y la impunidad aún siendo culpables.
– Los descuartizados: Técnica importada, que ahora reexportamos… se despedaza el cadáver y sus miembros se esparcen en diversos sitios para desconcertar a los técnicos forenses.
– Los ruleteados: Enfermos o tiroteados que van de hospital en hospital en hospital, sin lograr que los atiendan, fallecen injustificadamente en brazos de sus desolados familiares.
– Los abandonados: Vista la dramática situación de la sanidad pública, son desahuciados de antemano por el gobierno, debido a la falta de insumos médicos, medicamentos y equipos.
– Los sicariados; Otra forma importada que también reexportamos: por un acordado precio reciben varios balazos donde quiera que estén y sin importar con quien están.
– Los mártires: Usualmente son altos personeros de la cúpula revolucionaria, como el diputado de la lista, los gobernadores ahogados o baleados y luego quemados, la dirigente de apellido etílico, el fiscal público no muy querido, el dirigente revolucionario que gustaba de orgias y francachelas, y por supuesto el Mártir rojo – rojito mayor que tiene su muy bien mantenido cuartel en la montaña.
– Los pranes: Cercanos a la ministra penitenciaria y gran apoyo del régimen delincuencial, son quebraos en sus muy cómodos aposentos de las inhumanas cárceles socialistas, donde paradójicamente se dignifica a los privados de libertad, porque – en la Venezuela socialista del siglo XXI-, no hay presos de ningún tipo, menos políticos.
El desvergonzado régimen tiene previsto editar un lujoso libro que será traducido al chino, al coreano del Norte, al ruso, al quechua y al aymará, y, por supuesto, al turco, al inglés no, muy a su pesar debe ser escrito en imperialista español. Estudiosos e investigadores de esta desmesurada violencia – como mi fraterno amigo Roberto Briceño –León están a la espera de un ejemplar, que se inscribirá en los anales de la serie, Aunque Usted no lo crea.
OREMOS
Hacia ti, Señor, levantamos nuestros ojos; contempla, Señor nuestra tristeza, fortalece nuestra fe y concede a nuestros hermanos difuntos el descanso eterno.
AMÉN