La organización no gubernamental (ONG) Fundación Violeta Barrios de Chamorro calificó este viernes al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y a su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, como los “dictadores más sangrientos del mundo”.
“Ortega y Murillo encabezan la lista de los 15 dictadores más sangrientos”, dijo la presidenta de la Fundación Violeta Barrios, Cristiana Chamorro, durante un conversatorio titulado “Unidos contra la muerte de las libertades públicas de Nicaragua”.
Chamorro calificó de esa manera a Ortega y Murillo con base en “informes de derechos humanos”, que indican que desde 2018 Nicaragua fue el país donde más personas fueron asesinadas en protestas antigubernamentales, con un total de 328, cantidad superior a las 195 víctimas registradas en Israel, las 138 de Sudán, 129 de Irak, 92 de la India, u 80 de Venezuela.
La cifra total de muertos en Nicaragua podría ser mayor, ya que organizaciones locales cuentan hasta 651 víctimas.
Chamorro afirmó que Ortega y Murillo “han usado cárceles, torturas terribles, exilio, confiscaciones, cierres a medios, reparos fiscales a empresarios, tomas de tierra, intimidaciones, y diversos atentados contra el ejercicio político ciudadano, que reclama cívicamente elecciones libres, justicia y democracia”.
Las manifestaciones contra Ortega iniciaron en abril de 2018, en medio de una acumulación de reclamos, y se convirtieron de inmediato en un estallido social cuando decenas de jóvenes fueron asesinados mientras protestaban.
Aunque actualmente no observan muertes masivas de manifestantes, en Nicaragua los derechos humanos y libertades públicas están restringidos, según la oposición, un punto de vista compartido por la Fundación.
“A la par de esta matanza física, desatada desde abril de 2018, han querido matar a Nicaragua entera políticamente (…) pero con lo que no contaban es que a lo largo de tanto sufrimiento ha habido heroísmo (…) la sentencia de muerte civil ha tenido respuesta en esa unidad nacional”, resaltó Chamorro.
“Organizaciones de sociedad civil, partidos políticos, periodistas, ciudadanos autoconvocados, estudiantes, campesinos, civiles y empresarios, que Ortega y Murillo han querido eliminar cívicamente y políticamente, siguen tan vivos y en pie de lucha, como el día en que decretaron su ejecución política”, agregó.
Además de muertos, la crisis de Nicaragua ha dejado cientos de presos y desaparecidos, miles de heridos y decenas de miles en el exilio.
Tanto la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), como la oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh), han responsabilizado al Gobierno de Nicaragua por la violencia, así como por crímenes “de lesa humanidad”, en el marco de la crisis.
Ortega sostiene que se defiende de un supuesto intento de “golpe de Estado”.
EFE