José Luis Zambrano: Una espera que se hace interminable

José Luis Zambrano: Una espera que se hace interminable

Tenemos meses agotadores buscándole la rosca a la tuerca. Nos fatigamos en el sopor de las malas noticias o en el de no entender cómo se suscitan los acontecimientos. Nos sentimos rezagados frente a las fechas y sin los consuelos para entender la trama de los hechos venideros.

Vivimos con los dientes apretados, esperando el golpe exaltado que nos termine de desmoralizar. En la espera por la resolución definitiva para resolver nuestra catástrofe, vemos con estupor la existencia de una agenda entreverada por cubanos, rusos y el propio régimen venezolano. No sé si se fundamenta en complicarle los razonamientos a los EEUU o se erige como la última carta para no perder el dominio en nuestra patria desolada.

Por un lado, nos dice el senador Marco Rubio que Maduro está estancado, sometido a unas sanciones duras y no es la oposición la que no termina de arrancar. Aboga por nuestra paciencia estratégica, mientras las decisiones emitidas en el Foro de Sao Paulo se desenvuelven a sus anchas en varios países del continente.





Sabemos que lo poco generado por la economía de la dictadura es para pagar sus deudas eternas y carece de efectivo para las inversiones. Pero hemos vistos los pactos secretos en los raros periplos del usurpador, Cabello y sus delegados biliosos, por varios países enemigos de los norteamericanos.

Mientras, Guaidó y Maduro se entablan en una lucha por generar un poder electoral definitivo. No termino de entender esta jugada, a menos que se haya desvirtuado el norte del cese a la usurpación. No le veo posibilidades a unas elecciones libres con “el señor del bigote” en Miraflores.

Se habla de crear un comité de postulaciones para los cargos de CNE y evitar que Maduro arme el suyo a su medida, adelantando los sufragios parlamentarios y terminando de amedrentar al país entero. El pueblo no tiene motivaciones sólidas para emitir un voto, sabiendo que el autoritarismo sigue en la silla presidencial. De ser este el caso, sería una jugada perdida de antemano, pues se conocen las argucias perversas, las estratagemas de desorden y la reputación malograda para viciar cualquiera de los comicios a realizarse.

Debemos reponernos de la fantasía que existen atisbos de democracia en el régimen. Como tampoco podemos caer en la tentativa de despotricar de Guaidó, sin entender su plan o los consejos emitidos desde el exterior. La presión del Tío Sam hacia Cuba es tal, que Díaz-Canel ha corrido con una inmediatez extraordinaria, a pedir auxilio a los rusos y tratar de retomar alianzas conjuntas.

El presidente interino ha dicho con una insistencia formidable, que no se está cambiando el orden al plan. Nombrar a los ocho rectores del poder electoral puede tardar de 50 a 90 días. Quizá en ese tiempo inexorable puedan derivarse disposiciones precisas respecto a los otros dos puntos de la agenda y ya se cuente con el camino adelantado sobre este particular.

Lo cierto es que Trump, quien ha mostrado su interés por deseslabonar las cadenas de la dictadura venezolana, también cuenta con su propio dédalo personal. El Congreso de los Estados Unidos abrió la semana pasada, una nueva investigación con el propósito de destituirlo. Tal vez sea la alfombra perfecta para llevarlo a las elecciones presidenciales de 2020, golpeado en su moral y acusado de haber abusado del poder.

Pero el compromiso del mandatario estadounidense va más allá. Existe una promesa visceral de desenroscar del poder, a los gobernantes de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Eso le aseguraría el voto de Florida y su posible reelección. También resulta insólito que el Departamento de Estado norteamericano esté instando al nuevo gobierno de Argentina a mantenerse en el Grupo de Lima y a continuar presionando para resolver la situación de Venezuela. El mismo Trump llamó a Alberto Fernández, peronista moderado, pero que tuvo declaraciones evasivas y contradictorias en su campaña sobre nuestro país.

Se me antoja afirmar que Rusia tiene la meta fija de contar con mayor presencia en Latinoamérica. Cuba y nuestro país pueden ser el eje de acción desde donde asumir ciertos niveles de poder. Pero no se pueden subestimar a los órganos de inteligencia gringos, que saben más de lo que uno puede pensar y deben tener sus proyectos decididos para contrarrestar cualquier acometida. Además, no estamos hablado de la Unión Soviética, pues es diferente el sistema, al igual que los intereses sobre la mesa.

Queremos liberarnos de las acechanzas de la isla y emprender por fin el sendero de la democracia verdadera. Pugnamos por salir con rapidez y la espera se ha hecho más que interminable. Pero el fallo definitivo se dará sin previo aviso, esperando antes mayores sanciones por todos los costados, cortarle las alternativas salvadoras y doblegar a la dictadura a su rendición.


MgS. José Luis Zambrano Padauy
Ex director de la Biblioteca Virtual de Maracaibo “Randa Richani”
[email protected]
@Joseluis5571