Las palmeras del sur de la Florida son protagonistas de postales por las que se reconoce a la entidad en el mundo , pero el icono de los trópicos puede ser un adorno poco práctico en una era de cambio climático.
Desde la majestuosa palma real hasta el repollo a veces en mal estado, el símbolo perenne del Estado del Sol ofrece poca sombra para refrescar islas de calor urbanas y captura cantidades mínimas de carbono, un gas de efecto invernadero que contribuye al calentamiento global.
A medida que los funcionarios de la ciudad buscan más formas de enfriar las selvas de concreto y equilibrar las emisiones de carbono, la prioridad para las nuevas plantaciones a menudo son los árboles de madera dura de hoja ancha, no la palma idílica
Los robles vivos pueden absorber y almacenar 92 libras de carbono al año con el dosel de un árbol maduro que se extiende más de 100 pies. Eso se compara con menos de una libra de carbono para una palma real y su corona compacta de 15 a 20 hojas.
«La gente que viene del norte o de otras partes del país espera ver palmeras, así que no las veo desaparecer del todo del paisaje», dijo Charles Marcus, un arbolista certificado que escribió un plan de manejo de árboles urbanos para West Palm Beach. «Pero beneficiaría a la mayoría de las comunidades si aumentaran el porcentaje de madera de frondosas y creo que es algo que las ciudades tendrán que considerar.»
Las palmeras ni siquiera son una opción en los sorteos de árboles de la comunidad de la ciudad de West Palm Beach, y una ordenanza de la ciudad de 2018 pone énfasis en el uso de más árboles de sombra en las nuevas construcciones, especialmente en los estacionamientos donde el 75 % de los árboles requeridos ahora deben ser árboles de sombra.