Pablo Casado, la metamorfosis del joven líder conservador español

Pablo Casado, la metamorfosis del joven líder conservador español

El líder del Partido Popular (PP), Pablo Casado, llega a una reunión del partido antes de las elecciones generales en la capital andaluza de Sevilla, sur de España, 24 de abril de 2019. REUTERS / Marcelo del Pozo

 

Era la joven esperanza del Partido Popular para volver al poder pero cosechó los peores resultados de su historia. Ahora, con una nueva imagen y un discurso moderado, Pablo Casado quiere resurgir de las cenizas en la repetición electoral española.

Después de mostrar su rostro más agresivo en la campaña de abril, el líder conservador reapareció como un hombre nuevo tras el verano: una acicalada barba lucía en su rostro juvenil y el tono de sus palabras se llenaba de templanza.





Y los habituales insultos a su principal rival, el jefe de gobierno socialista Pedro Sánchez, mutaban en ofertas de pactos con “todos los partidos constitucionalistas, incluidos los socialistas”.

“Ahora mismo es un político mucho más maduro”, asegura a la AFP Euprepio Padula, experto en liderazgo y consultor político que ha trabajado con varios dirigentes españoles.

– El discurso de los 20 insultos –

Casado, de 38 años, arrastró al PP hacia la derecha al tomar sus riendas en julio de 2018 tras unas competidas primarias para nombrar al sucesor de Mariano Rajoy, que acababa de ser derrocado del gobierno con una moción socialista de censura.

En la campaña de abril mostró su oposición al aborto y la eutanasia intentando frenar la hemorragia de votos hacia la ultraderecha de Vox, que irrumpió en la escena nacional en 2018 después de años siendo una formación residual.

Cercano a otro antiguo jefe de gobierno conservador, el combativo José María Aznar, Casado atacó duramente a Sánchez acusándolo de alcanzar el poder aliándose con los separatistas catalanes y los nacionalistas vascos.

Para las hemerotecas queda un discurso suyo en febrero en el que lanzó 20 insultos a Sánchez: “felón”, “traidor”, “mentiroso compulsivo”, “desleal”, “incapaz”, “mediocre”, “ególatra”, “incompetente”…

Los votantes no respondieron a su estilo agresivo: el PP perdió en abril más de la mitad de sus escaños y se quedó en apenas 66 en un parlamento de 350, el peor resultado de su historia. El mismo Casado lo definió como “muy malo”.

– “Ha aprendido la lección” –

El líder conservador “ha aprendido la lección del 28 de abril”, considera Padula.

“Ha adoptado un papel mucho más moderado, mucho más de hombre de Estado”, añadió este experto que suele aparecer en televisiones españolas para analizar a los políticos.

En un momento de gran fragmentación, Casado llamó a los electores de derecha a concentrar su voto en el PP para echar a Sánchez, un mensaje dirigido a las bases de Vox y del partido liberal Ciudadanos.

“Los españoles que no quieren que Sánchez siga solo pueden ver garantizada su voluntad con el PP”, dijo en una entrevista el pasado domingo al diario conservador El Mundo.

Sus críticas al socialista han evitado las palabras altisonantes y se centraron en su gestión de la crisis independentista en Cataluña.

“No cree en la nación española”, le reprochó a Sánchez en un debate televisado el lunes, acusándolo de ser demasiado indulgente con los separatistas.

El nuevo y barbudo Casado parece cuajar en el electorado. Las encuestas apuntan a una subida del PP desde los 66 hasta alrededor de los 90 escaños con un PSOE que revalidaría victoria pero lejos de la mayoría absoluta.

Con formación en derecho, el joven dirigente se ha dedicado toda su vida a la política. Está casado con Isabel Torres, una psicóloga infantil con la que tiene dos hijos, Paloma y Pablito.

Cuando asumió el mando del PP, imponiéndose a la candidata más moderada y antigua mano derecha de Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría, Casado prometió una “regeneración” en el partido socavado por múltiples casos de corrupción.

Pero pronto se vio envuelto en un escándalo académico en el que admitió no haber asistido a las clases para obtener un máster en derecho regional, alimentando acusaciones de que le habían “regalado” el título.

El Tribunal Supremo descartó investigar el caso aunque admitió indicios de un trato de favor para el político conservador. AFP