1. De Bolivia hay que aprender. Fue escenario en 1952 de una de las tres grandes revoluciones del siglo XX latinoamericano, al lado de la mexicana en 1910 y de la cubana en 1959. En aquel país ha habido luchas tremendas por los derechos de los trabajadores, variadas dictaduras, y también esclarecidos liderazgos civiles.
2. Caben diversas interpretaciones sobre lo acaecido y dada la vecindad política entre Evo y Chávez/Maduro, hay la tentación de acomodar esa historia exitosa contra la dictadura boliviana a la narrativa nuestra para que cada quien demuestre que su estrategia es la correcta.
3. El caso boliviano está en la piel venezolana porque a un pueblo entrañable como ése le cayó la maldición roja la que, a su vez, le sirvió de caja de resonancia a Chávez y a Maduro. Sin duda la victoria de Evo hace casi 14 años significó un cambio mayúsculo en Bolivia y en América Latina; pero, apenas andados los primeros pasos, el maleficio de Fidel y de Chávez envolvió al representante de “los pueblos originarios” en la madeja tortuosa de las revoluciones cubana y venezolana.
4. Hay dos aspectos que vale la pena destacar, según mi criterio. El primer consiste en que la renuncia de Evo es producto de la estrategia de una dirección política consistente. Por lo que se observa en los medios de comunicación, allí no hubo diferencias sobre el objetivo en el vasto movimiento opositor: se buscó el reconocimiento de los votos emitidos hacia Carlos Mesa para procurar la segunda vuelta; sin embargo, al ser proclamado Evo por efecto del fraude electoral, se remontó la demanda hacia una nueva elección presidencial; y una vez que la insurrección se había desatado, el objetivo escaló a la exigencia de la renuncia del Presidente. Así se generó el efecto dominó en las instituciones hasta llegar a la policía y los militares.
5. Una dirección política coherente fue la que logró que el centro de gravedad del poder se desplazara desde el Palacio Quemado a la calle, y en la calle lo tomaron los dirigentes sociales, jefes de la rebelión. Una vez que la calle se impuso y logró la renuncia de Evo, pareciera que el proceso se inclina a buscar los cauces constitucionales.
6. El segundo aspecto consiste en que la salida de una dictadura genera una situación de difícil control durante el período en que las referencias institucionales se vuelven gelatinosas e ineficientes, o paralizadas. Las facciones se enfrentan y la violencia puede instalarse por un tiempo impreciso.
7. Al pensar en Venezuela desde lo que hoy vemos en Bolivia, rescataría como elementos centrales los referidos arriba: la necesidad de una dirección firme alrededor del objetivo del cambio de régimen; la exigencia no de un programa de gobierno como si se fuese a una elección presidencial tradicional, sino un programa para estabilizar la transición e impedir su naufragio.
8. Y hay que saber que los militares antes o después tienen un papel. Guste o no.