Los bolivianos se saben todavía en un proceso prolongado, difícil y contradictorio que tiene por única certeza la salida de Evo Morales del poder y del país. Empero, es necesario añadir: hasta nuevo aviso.
Otro tanto ocurre con Chile, sacudido por las violentas protestas callejeras. Al parecer, la asamblea nacional constituyente – cual panacea – es el propósito compartido por todo el liderazgo social y político opositor, temeroso de un radical cuestionamiento.
Lo aconsejable es el seguimiento cercano de la prensa de ambos países, como de las voces calificadas que contribuyan a formar una opinión que vaya más allá de los finales felices que, por un viejo hábito telenovelístico, los venezolanos alimentamos. En 48 horas, Chávez regresó al poder luego de creerlo, con Carmona, desterrado en el pretendido último capítulo, como antes fue muy poderosa la ilusión de un plumazo constituyente para solventar cuánto escollo apareciese en el camino, resolviendo la trama.
El Foro de Sao Paulo ha perdido un importantísimo alfil en el sur del continente y cejará por recuperarlo de diez mil maneras, con o sin Morales, mientras que, cumplido un objetivo táctico, seguirá halando la soga para el suicidio de la llamada clase política opositora chilena, mientras que la boliviana se le resiste eficazmente. La izquierda anacrónica y anti-occidental, pactada continentalmente, como bien lo refirió nuestro amigo Julio César Moreno, no inventó los problemas, por muchísimos años postergados, pero – esta vez – ha tenido la sagacidad, malicia y – Odebrecht, como un ejemplo más – los recursos abundantes para adelantar una empresa que jamás abandonó Fidel Castro, legándola a quienes después pugnarán por sendas armas nucleares para emular al norcoreao.
Lo aconsejable es cuidarnos de los finales felices que solemos versionar, por más que la procesión ande por dentro, concebida la marcha o concentración del sábado 16 como una suerte de réplica a lo acontecido en el sur, sin contar con los objetivos precisos que reclamó insistentemente la Fracción Parlamentaria del 16 de Julio y, particularmente, Vente Venezuela. Nuestro país, es el epicentro de la estrategia ampliada de los paulistas que obliga a un entendimiento diferente, decidido y sustancial en la conducción opositora que, faltando poco, tiene en casa propia la soga, pudiendo precipitarse por unas escaleras que tantos sacrificios – el de todos – costó trepar.