Ante 60 mil fieles en la misa multitudinaria que celebró en la tarde de este jueves en el Estadio Nacional de Bangkok, y que puso fin a la jornada en su viaje a Tailandia que concluirá el sábado, el Papa volvió a condenar la difusión de la prostitución infantil y de adolescentes en este país, que es un centro mundial del turismo sexual. Ya se había referido al tema por la mañana, al hablar ante el primer ministro y los miembros del gobierno.
Por Julio Algañaraz / Clarín
“Pienso en esos niños, niñas y mujeres, expuestos a la prostitución y a la trata, desfigurados en su dignidad más auténtica. Pienso en esos jóvenes esclavos de la droga y el sin sentido que termina por nuclear su mirada y cauterizar sus sueños. Pienso en los migrantes despojados de su hogar y familias, y en los otros que pueden sentirse olvidados, huérfanos y abandonados”, aseguró el Papa.
En su homilia, que pronunció en español ante la multitud emocionada y fascinada por su presencia y lo que decía, Francisco explicó que los que había citado “son parte de nuestra familia, son nuestras madres y nuestros hermanos. No privemos a nuestras comunidades de sus rostros, de sus llagas, de sus sonrisas y de sus vidas. Y no privemos a sus llagas y sus heridas de la unción misericordiosa del amor sanador de Dios”.
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