El Ejecutivo nipón considera seguro verter al mar el gran volumen de agua originada por el accidente nuclear de Fukushima y parcialmente descontaminada, aunque continúa en consultas antes de dar luz verde a esta polémica medida, dijeron este jueves fuentes gubernamentales.
El vertido controlado al océano Pacífico es la opción más viable que tiene en estos momentos sobre la mesa el Gobierno nipón para solucionar la acumulación de agua dentro las instalaciones nucleares, uno de los problemas más acuciantes dentro del proceso de desmantelamiento de Fukushima Daiichi.
Se trata del agua empleada para refrigerar los reactores dañados por la catástrofe atómica de 2011, y posteriormente sometida a un tratamiento para retirar la mayor parte de los isótopos radiactivos y almacenada en grandes bidones dentro del recinto nuclear.
Al agua usada con ese fin se añade la que se filtra desde los acuíferos naturales hacia el interior las instalaciones nucleares y también resulta contaminada, un proceso que se ha intentado minimizar con la construcción de barreras subterráneas impermeables.
SIN ESPACIO EN 2022
En Fukushima se acumulan actualmente 1,17 millones de metros cúbicos de agua procesada para retirarle todos los elementos radiactivos a excepción del tritio, según los últimos datos facilitados por Tokyo Electric Power (TEPCO), la empresa operadora.
Este agua se almacena en un millar de bidones instalados dentro de la planta, pero al ritmo actual de generación de agua procesada, TEPCO estima que se quedará sin espacio para guardarla para mediados de 2022.
Un panel compuesto por el Ejecutivo nipón, TEPCO, las autoridades locales de Fukushima y expertos científicos llevan estudiando desde 2013 diferentes medidas para lidiar con este problema, y se encuentran actualmente “en la fase final de las discusiones” para tomar una decisión, según dijeron este jueves fuentes gubernamentales en una reunión con corresponsales.
VIABLE CON LA TECNOLOGÍA EXISTENTE
El vertido al mar es la opción que se ha analizado más en profundidad dada su viabilidad con la tecnología existente, y que además cuenta con el visto bueno de los científicos, que consideran que la baja concentración de tritio en el agua procesada y su disolución en el mar no presentarían riesgos para la salud humana.
Una vez vertido al océano, el tritio (un isótopo radiactivo del hidrógeno presente de forma natural en el agua) procedente de Fukushima Daiichi generaría “un riesgo de radiación extremadamente bajo” para los humanos, señalaron las antes citadas fuentes.
Según los cálculos oficiales, la exposición radiactiva derivada de vertido al Pacífico durante un año sería de entre 0,052 y 0,62 microsieverts anuales (incluyendo el consumo de productos pesqueros), muy inferiores al nivel promedio de radiación natural (unos 2.100 microsieverts anuales).
TEMOR DE COREA DEL SUR
El Gobierno nipón mantiene además que el vertido se realizaría dentro de los estándares del Comité Científico de la ONU sobre los Efectos de la Radiación (UNSCEAR), y recuerda que diversos países han realizado vertidos similares en los últimos años e incluso con cantidades mayores de tritio.
Estos argumentos no han sido suficientes para apaciguar los temores de países vecinos como Corea del Sur, que han expresado protestas contra el eventual vertido en varios foros internacionales, o de organizaciones ecologistas y antinucleares que mantienen sus reservas debido a los efectos a largo plazo de la radiación.
En cualquier caso, las autoridades niponas no tomarán la decisión final hasta completar el proceso de consultas con la población local, la más expuesta a un potencial impacto negativo derivado de la estigmatización de sus productos pesqueros, una de los principales actividades económicas de la prefectura de Fukushima. EFE