En el ajedrez mezclado con rompecabezas de infinitas piezas en que se ha convertido la política venezolana, que ahora resulta continental, los venezolanos seguimos tratando de sacar conclusiones simplonas de tipo causa-efecto cuando la realidad apunta a una relación infinitamente más compleja y sistémica. Siempre he insistido que las respuestas no las vamos a encontrar en los mensajes de twitter de 240 caracteres, ni en los posicionamientos interesados de personajes que desde hace tiempo demostraron su incompetencia en el manejo de la crisis.
Cada uno de nosotros debe usar lo que Dios le puso en la cabeza y sacar sus propias conclusiones con su propio sistema de enlazar las cosas. Es por eso que más que convencer a nadie de una realidad, la responsabilidad de quienes todavía escribimos se debe centrar en colocarles los hechos y las situaciones a las personas para que estas se hagan su propio criterio. Eso por supuesto no excluye exponer el nuestro acerca de los problemas. Pero no le imponemos a nadie nuestro criterio que siempre es y será perfectamente debatible. Y en eso las redes son extraordinarias porque los mensajes pueden ir en ambos sentidos todo el tiempo.
¿Por qué digo todo esto? Porque cualquiera (y subrayo el cualquiera) puede expresar en las redes sociales sus criterios, fundamentados o no. Cualquiera que tenga un teléfono inteligente con WhatsApp, Twitter, Facebook o cualquier aplicación de redes sociales puede hacerlo, no solamente yo. Mi posición siempre ha sido que las opiniones (todo el mundo tiene una, como los ombligos) deben ser serias y fundamentadas, pero no todo el mundo lo hace, con lo cual hemos convertido la situación venezolana en algo realmente inmanejable. ¿Qué podemos hacer?
Creo que lo primero, metodológicamente hablando, es separar los problemas y considerarlos de manera aislada para estudiarlos. Eso es lo que se hace cuando se intenta resolver algo complejo: modelar el problema, aunque en el camino se escapen algunos detalles aun cuando sean importantes. Veamos en el país tres situaciones modeladas en tres bloques con diferentes enfoques.
La situación política nos ha traído –querámoslo o no- a casi terminar el año con el régimen en funciones. Guaidó y su combo del G4/MUD-FA han fracasado y sus intentos de revivir los legendarios y gloriosos momentos de las super marchas para dar al traste con el régimen también. Eso es un hecho después del 16N. El régimen sigue vivito y coleando. Visto así, ellos han triunfado en sostenerse y nosotros hemos fracasado en sacarlos.
La Comunidad Internacional aun sigue sosteniendo a la oposición oficial y es por eso que aun sobreviven al régimen en una suerte de “gobierno paralelo” a la espera de un desenlace, sin fecha probable de resolución. Y en ese limbo el gobierno avanza, y avanza muy bien. Tienen ahora su “Mesita” con Timoteo Zambrano a la cabeza, con intenciones serias de hacerse con la Directiva de la Asamblea Nacional para la próxima legislatura el 5 de enero de 2020 a maletinazo verde limpio, y continuar su camino firme a las elecciones parlamentarias del año que viene. En eso no se han detenido y la MUD-FA deshoja la margarita de si participar o no en esas elecciones parlamentarias que el régimen tiene como objetivo –Rectores negociados incluidos- aun cuando hayan dicho lo contrario. Recuerden a Guaidó diciendo que no participarían: “Nosotros no vamos a participar en ningún espacio que no abone una solución real al conflicto que vive Venezuela”, así respondió el presidente interino Juan Guaidó cuando se le preguntó sobre su participación en las elecciones parlamentarias de 2020, con una renovación del Poder Electoral.” (ver Efecto Cocuyo en https://efectococuyo.com/politica/presidenciales-o-parlamentarias-tres-claves-de-las-declaraciones-de-guaido/).
Pero las acciones de la Asamblea Nacional dicen lo contrario. Montaron el tinglado para la selección de los Rectores del CNE con los Diputados del PSUV que abandonaron sus cargos y por tanto son ilegítimos. Así está la conchupancia negociada del régimen con su oposición en la Asamblea Nacional, pero con una férrea postura opositora de la Fracción 16J, única que ha tenido hasta ahora una posición en defensa de los intereses de los venezolanos.
Dicho esto todo indica que tenemos en el próximo futuro una oposición oficial que va directo a unas elecciones con el régimen (parlamentarias, presidenciales o ambas) con un CNE de común acuerdo. Esto es, la materialización oficial de la convivencia con el régimen de Nicolás Maduro Moros.
Por otro lado tenemos otra oposición política que excluye esa posibilidad de convivencia. María Corina Machado, Diego Arria y Antonio Ledezma, los tres en conjunto o separadamente han insistido en una salida del régimen del poder antes de cualquier elección, aduciendo que es necesario que el Presidente Encargado sea liberado de sus ataduras partidistas y que designe un Gobierno de Unidad nacional con todos los factores del país a los fines de poder luchar adecuadamente para lograr la expulsión de Maduro y su régimen del poder.
Hay allí dos modelos políticos con cursos de acción muy diferentes. Sin embargo, existe un tercero, ciertamente hasta ahora poco visible, donde se encuentra una propuesta de la sociedad civil por una Consulta Popular Plebiscitaria al pueblo venezolano para el Cese de la Usurpación, en los términos y condiciones que ya hemos descrito en este blog. Sin embargo la diferencia de este con los dos anteriores es que la sociedad civil no busca ningún posicionamiento político. De hecho la idea es que el proceso consultivo conlleve a entregar hasta ahora el poder político a quien debería detentarlo de manera natural y legítima, esto es, al Gobierno Encargado de Juan Guaidó. Esto ha sido poco entendido, por el mismo Guaidó y sus seguidores, confundiéndonos con sus enemigos.
En los tres bloques modelados hay tres cursos de acción política claramente diferenciados. La oposición oficial aboga por unas elecciones CON Maduro en el Poder, mientras que la otra oposición, llamémosla radical (Machado, Arria, Ledezma), se plantean una lucha hasta salir del régimen, teniendo a Guaido, por ahora, como Presidente Encargado (cuestión que podría cambiar en cualquier momento). Y finalmente nosotros, los ciudadanos desde la sociedad civil, abogando porque todo esto lo decida el pueblo venezolano.
En mi opinión, después de descritos los hechos, no es aceptable una nueva elección estando en el poder los delincuentes que lo controlan, con lo cual me sumo a la lucha hasta salir del régimen para luego ir a unas elecciones libres después de fumigar el CNE. ¿Será posible eso si Juan Guaidó no se separa de la MUD-FA y ejerce constitucionalmente todas sus atribuciones como Presidente Encargado, para luchar y salir del régimen? Si Juan Guaidó no se separa de la MUD-FA y ellos insisten en una solución negociada a espaldas de los venezolanos, el país será una olla de presión inestable porque hasta los mismos chavo-maduristas saben que este régimen es inviable y jamás tendremos una solución pacífica y de convivencia ciudadana en Venezuela con delincuentes controlando el poder.
Considero muy baja la probabilidad que los jefes de los partidos desaten a Juan Guaidó para ejercer una Presidencia liberada de ataduras partidistas para lograr una solución definitiva al problema de Venezuela, cuando precisamente fueron ellos los que fabricaron el Estatuto de la Transición para realizar un gobierno parlamentario que no existe en nuestra Constitución. Asimismo considero que también es poco probable que acepten nuestra propuesta consultiva para el Cese de la Usurpación, si esta no se les impone como solución desde el exterior, porque aun no la han entendido (o si lo han hecho pero temen perder el control al ser los ciudadanos los protagonistas de ella).
Esto nos llevaría a los siguientes escenarios como posibles salidas: a) Que Juan Guaidó se alce con su Presidencia Encargada, porque al fin y al cabo él es el único responsable como designado por la Constitución (Art. 233), y realice ese Gobierno de Transición de amplia base que le solicitamos los venezolanos; y en el marco de ese gobierno convoque al pueblo a un proceso Constituyente que le de curso a la crisis, como lo hicieron los chilenos el 15 de Noviembre; o b) que no lo haga y los acontecimientos se lo lleven por delante, teniendo los ciudadanos, más temprano que tarde, que convocar al pueblo a ser consultado para resolver la crisis del país después de una ola de muerte y destrucción. En ese caso la consulta del pueblo debería incluir la sucesión del poder ya que ni Juan Guaidó ni la MUD-FA decidieron asumirlo.
Me he atrevido a simplificar en tres modelos básicos la compleja realidad política venezolana, pero podemos multiplicar por mucho esa complejidad al incluir lo que sucede fuera de nuestras fronteras. Por ejemplo, de triunfar la MUD-FA y el régimen con sus negociaciones de cohabitación (primer curso de acción), Venezuela seguirá siendo utilizada como base para la desestabilización del continente, elevando nuestra calificación como país potencialmente peligroso para la seguridad interna de los Estados Unidos. El resto se los dejo a su imaginación…
Caracas, 23 de Noviembre de 2019
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