El expolicía argentino Mario Sandoval, que llegó este lunes a Buenos Aires tras concretarse su extradición desde París, deberá responder ante la Justicia del país austral por la desaparición del estudiante Hernán Abriata durante la última dictadura militar (1976-1983).
La Justicia argentina inició la solicitud de extradición en 2012 con el objetivo de juzgarlo por crímenes contra la humanidad en más de 500 casos de asesinatos, torturas o secuestros, aunque finalmente las autoridades francesas autorizaron su entrega restringiendo las causas a la desaparición de Abriata.
Por el camino quedaron los recursos infructuosos que interpuso Sandoval ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) y ante el Consejo de Estado francés, tras los que se hizo efectivo el decreto de extradición que había firmado el 21 de agosto el primer ministro, Édouard Philippe.
EL DOLOR DE LA FAMILIA DE LA VÍCTIMA
Sandoval residía en Francia desde 1985, tiempo en el que logró la nacionalidad, y finalmente fue arrestado el pasado miércoles en su domicilio de la ciudad de Nogent sur Marne, a las afueras de París, y encarcelado, lo que puso fin a un proceso de siete años en el que siempre afirmó que él no es la persona a la que reclaman en Argentina.
Su llegada al país austral se vive como “un momento muy doloroso” en el entorno del estudiante desaparecido, quien al igual que otras decenas de miles de personas fue retenido y torturado en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde dejó grabado en las paredes un legado en forma de mensaje: “H.A. Mónica te amo”.
La destinataria era su esposa, Mónica Dittmar, quien acudió al centro clandestino de tortura para reconocer la caligrafía de Hernán y hoy detalló a Efe cómo afronta la perspectiva de volver a dar testimonio ante la Justicia en el proceso que se abrirá contra Sandoval, más conocido como “Churrasco”.
“Estamos en un momento de volver a revisar de nuevo todos los testimonios dados, pensando que la mamá va a pasar de nuevo por toda la situación. Parece que las victimas somos a veces las que tenemos que exponernos, estamos viviendo un momento doloroso, triste”, afirmó.
Reclama que la Justicia “no puede ser tan lenta”, y que otorgue respuesta a los familiares de los desaparecidos, como la madre de Hernán, que hoy tiene 93 años.
Ahora están intentando que la madre no tenga que volver a declarar, debido a su avanzada edad, aunque sí deberá hacerlo Dittmar, quien ya conoció a Sandoval cuando éste y el escuadrón a su cargo acudieron a buscar a Hernán al apartamento en el que ambos vivían en la madrigada del 30 de octubre de 1976.
LA NOCHE DEL TERROR
El matrimonio se acababa de mudar a un pequeño apartamento cercano a la vivienda familiar, a la que acudieron a buscarlo las tropas alegando que se trataba de una “denuncia de la facultad de arquitectura”, en la que ambos estudiaban.
Fue el propio padre de Hernán el que condujo a Sandoval y sus hombres hasta el nuevo apartamento, donde arrestaron al estudiante mientras tapaban la cabeza de Mónica, quien escuchó cómo le decían a su marido: “Sabemos que estás en la joda (fiesta)”.
“Después me la sacaron (la capucha) y Sandoval me devuelve el reloj que tenía puesto Hernán y me dice: ‘Para que veas que no nos llevamos nada'”, recordó Dittmar, quien hoy ejerce como docente en la facultad de arquitectura en la que estudiaban.
El “Churrasco” alegó que se trataba de un acto rutinario y que recibirían noticias al día siguiente, aunque éstas nunca llegaron, pese a la insistencia y desesperación del núcleo familiar, la misma que experimentaron las familias de todos los desaparecidos, que varias organizaciones sociales cifran en unas 30.000 personas.
LA “JUSTICIA LLEGA”
La madre de Hernán se unió a las rondas de las Madres de Plaza de Mayo, que en esa emblemática plaza se reunían todas las semanas para reclamar información sobre sus seres queridos, y fue en esa época en la que coincidió con “Taty” Almeida, un referente en la lucha por los derechos humanos, quien hoy celebró la extradición de Sandoval, al que califica de “genocida”.
“Esto es un logro, demostrar que al no bajar los brazos, seguir siempre firmes, pidiendo lo justo, llega la justicia. Es un triunfo y una satisfacción muy grande”, destacó.
Almeida coincide con Dittmar en que el expolicía está involucrado en “más de 500 casos”, que incluyen torturas y asesinatos, aunque por ahora la Justicia solo lo investiga por una desaparición.
“Aunque hubiera tenido una sola causa, había que juzgarlo”, concluyó Almeida, quien recordó que “tarde o temprano la justicia llega”.
En un comunicado, la Cancillería del recién estrenado Gobierno peronista de Alberto Fernández consideró que la extradición “consolida la máxima de que los delitos de lesa humanidad no deben quedar impunes”.
“La extradición del Sr. Sandoval ratifica el carácter de política de Estado que la Argentina confiere al juzgamiento de las violaciones a los Derechos Humanos”, asevera el texto.
EFE