El Gobierno brasileño se propone eliminar por completo la presencia de ácidos grasos trans en los alimentos industrializados producidos en el país en los próximos tres años, como medida para evitar en la dieta de la población una grasa que puede provocar enfermedades cardiovasculares.
La resolución que determina la eliminación gradual hasta 2023 del contenido de ácidos grasos trans en los alimentos, tanto en los producidos en Brasil como en los importados, fue aprobada este martes por la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), un órgano vinculado al Ministerio de Salud.
Por decisión unánime de los miembros de la Anvisa, todos los alimentos disponibles en el mercado brasileño en julio de 2021 tendrán que tener como máximo un 2 % de ácidos grasos trans en su composición.
Ese porcentaje seguirá siendo reducido gradualmente hasta el 0 % el 1 de enero de 2023.
Las empresas o comercios que violen esta determinación estarán expuestos a sanciones y multas definidas por la Anvisa.
El objetivo de la medida es reducir el consumo de ácidos grasos trans a menos del 1 % del Valor Energético Total ingerido por la población diariamente, como lo recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS), debido a que estas grasas elevan el colesterol dañino, reducen el colesterol benéfico y aumentan los riesgos de infarto y derrame cerebral.
Además de recomendar una drástica reducción del consumo de estos ácidos, la OMS también aconseja que sean sustituidos por ácidos grasos poliinsaturados (que incluyen grasas omega-3 y omega-6, esenciales para el crecimiento de las células y el funcionamiento del cerebro).
Con la decisión de Brasil se eleva a 50 el número de países que ya han adoptado medidas para restringir los ácidos grasos trans. En Europa ya están limitados al 2 % del contenido de los alimentos.
Los ácidos grasos trans pueden producirse industrialmente mediante la hidrogenación parcial de aceites vegetales y de pescado, pero también se producen naturalmente en la carne y productos lácteos de animales rumiantes.
Los ácidos grasos trans producidos industrialmente se pueden encontrar en alimentos horneados y fritos (rosquillas, galletas, galletas saladas y pasteles), aperitivos y alimentos preenvasados, y grasas y aceites de cocina parcialmente hidrogenados.
Las industrias los usan para mejorar el aspecto de los alimentos y para elevar su plazo de validad.
En una dieta normal el consumo de grasas trans provenientes de rumiantes ya es de menos del 1 % de la energía ingerida, como lo recomienda la OMS.
De acuerdo con la OMS, el factor de riesgo cardiovascular de estas grasas es igual tanto si proceden del animal o de alimentos industriales.
El organismo multilateral considera que la eliminación del ingrediente hasta el 1 % puede evitar 500.000 muertes anuales en el mundo.
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte y de hospitalizaciones en Brasil. En 2015 provocaron 429.058 muertes por infarto, hipertensión, arritmias y otras complicaciones cardiovasculares.
EFE