Después de cuatro lustros en el poder, es el momento de hacer una evaluación de los resultados de una política exterior, que se ha caracterizado por: La destrucción de la carrera diplomática; Violación de los DD.HH; Ruptura con el sistema interamericano; Enfrentamiento con el mundo occidental y aliados estratégicos; Alianzas con las dictaduras, africanas, asiáticas y cubana; Creación de alianzas políticas enmascaradas en la integración económica; Uso del petróleo como arma política y no de relacionamiento comercial y fuente de ingresos; Ser el único país que mantiene enfrentamientos con todos los países fronterizos (Colombia; Brasil; Guyana, EE.UU. Holanda); Uso del territorio como zonas de aliviaderos de los grupos irregulares colombianos; Desconocimiento de su legitimidad de origen y ejercicio por una gran mayoría de países de la comunidad internacional.
La política exterior del chavismo, se resumen en un decaedro de conflictos, incordios y desaciertos que ponen en riesgo la seguridad e integridad territorial; no casualmente en ciertos momentos algunos países han asomado la posibilidad del uso de la fuerza, frente a las amenazas que representa la doctrina chavista y sus planes hegemónicos.
Un análisis a la luz de la Constitución, del Plan de la Patria y sus objetivos, revela lo siguiente: De conformidad al Art 236/4 de la CRBV corresponde al presidente dirigir las relaciones exteriores; para lo cual, necesita de una Cancillería profesional para su instrumentación. Como diplomático siempre sostuve que la mejor trinchera es la cancillería y el mejor ejercito su cuerpo diplomático, sin embargo ninguno de los doce ministros de Relaciones Exteriores han sabido darle el valor que se mereceré un cuerpo diplomático de carrera, lo cual ha dado como resultado el aislamiento y rechazo político.
El Plan Socialista en su segunda versión 2013-2019 a punto de finalizar, se planteó cinco grandes Objetivos Históricos, dos de los cuales se refieren a lo internacional.
El tercero gran objetivo (I I I), “faraónico” por su enunciado se propuso: “ convertir a Venezuela en un país potencia en lo social, lo económico y lo político dentro de la gran potencia naciente de América Latina y El Caribe” Los resultados están a la vista, en lo social presentamos la mayor crisis emigratoria continental en busca una mejor calidad de vida; en lo económico, se registra la mayor inflación del mundo y en lo político ni sus aliados invitan a Maduro a sus tomas de posesión como sucedió con Argentina y México.
El cuarto gran objetivo (I V): es demencialmente “mesiánico” al proponerse lograr el equilibrio del universo y garantizar la paz planetaria, cuando el gobierno mantiene conflictos con todos los vecinos terrestres y marítimos. Este “gran objetivo” como el anterior, revela igualmente el fracaso de 20 años de una política exterior propia de “los tiempos de la Guerra Fría”. Un rápido análisis de los sub objetivos muestran lo siguiente: el sub objetivo 4.1.1, se plantea: Fortalecer la (ALBA), hoy la alianza murió junto con su comandante; el 4.1.2, busca Fortalecer la iniciativa Petrocaribe, sin embargo, esta quedo integrada por algunas rémoras y economías parasitarias que viven de los pocos barriles de petróleo que se les envían; el 4.1.3, representa la mayor vergüenza de nuestra historia diplomática, su objetivo fue convertir al MERCOSUR en una plataforma política a costa de sacrificar la Comunidad Andina. La gestión de la Sra. Rodríguez logro que Venezuela fuera expulsada por maula y morosa, al tener que salir por la puerta de atrás, igual como se ingresó; del UNASUR como sub objetivo 4.1.4, ya no queda ni la consigna “el Sur es nuestro Norte” y finalmente el sub objetivo 4.1.5 dirigido a Impulsar a la (CELAC), creada por Chávez, le dio la espalda a Maduro, al evitar en el 2017, una declaración en su favor tras la creación de la Asamblea Constituyente. Un análisis en mayor profundidad dejaría claro que el costo político, social y económico de la política exterior de estos veinte años, solo es recuperable bajo un modelo democrático.