La historia del hombre que vive con los restos de su hijo desde hace 33 años

La historia del hombre que vive con los restos de su hijo desde hace 33 años

Francisco ha improvisado una especie de altar donde era la habitación de su hijo. En una caja de madera está lo que halló de él envuelto en una tela celeste. (Foto: Jorge Quispe/El Comercio)

 

Siete de setiembre de 1984. Esa es la fecha que el agricultor Francisco López Flores, de 74 años, lleva como una huella imborrable en su memoria. Aquel día, su hijo mayor, Hugo López Sagastizábal, fue secuestrado y asesinado en la comunidad de Ciato, distrito de San Francisco, provincia de La Mar, Perú.

Así lo reseña elcomercio.pe





Francisco López estaba preso y no sabría de la muerte de Hugo hasta dos años después, cuando salió en libertad. No se encontró a los culpables, nunca hubo un juicio y tampoco un entierro para el primogénito del agricultor. Han pasado 35 años y este hombre de andar cansino conserva los restos óseos de Hugo envueltos en una manta. Él asegura que todavía espera de una orden de las autoridades que velan por las víctimas del terrorismo para dar sepultura a su hijo. Dice que así se lo indicaron y que ya no quiere volver a equivocarse: “Cometí un error y no estuve cuando a él lo mataron”.

A inicios de 1982, Francisco López trabajaba de día en las chacras de cacao que tenía en Las Palmas para mantener a su familia; y de noche, como peón en una poza donde elaboraba pasta básica de cocaína (PBC) con otros seis agricultores.

Entonces, las primeras columnas de Sendero Luminoso empezaban a incursionar en las pobres comunidades del distrito de San Francisco para captar a los jóvenes, pero casi nadie ahí entendía bien lo que estaba ocurriendo. Una noche, Francisco fue convencido por su patrón de llevar en hombros varios ladrillos de PBC que iban a ser procesados en otra poza. La policía lo capturó en el trayecto, y fue sentenciado a cuatro años de cárcel por tráfico de drogas.

Foto: Jorge Quispe/El Comercio

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