Profesión que muere: Formación de médicos en Venezuela en declive

Profesión que muere: Formación de médicos en Venezuela en declive

Foto: Paralizan las actividades en el Hospital Central de Maracay tras detención de tres médicos / @VenteAragua – twitter

Los pasillos del Decanato de Ciencias de la Salud lucen vacíos. Hojas secas, envoltorios de algún caramelo, polvo, tierra, basura, eso es lo que abunda en los espacios en donde, hasta hace unos cinco años, se podían ver a estudiantes repasando libros de anatomía.

Por Osman Rojas | LA PRENSA de Lara

“Mi universidad no es ni la sombra de lo que era antes”, dicen los profesores cuando recorren una estructura cuya historia grita grandeza pero el presente se revuelca en la miseria. “Es como si alguien hubiese tirado una granada y haya destruido uno de los patrimonios de la educación”, es otra de las frases que dejan escuchar los docentes universitarios.





El problema, de acuerdo a lo explicado por docentes y estudiantes, radica en la poca inversión que se ha hecho en la casa de estudios en los últimos 20 años. Como un recuerdo del pasado parecen haber quedado los días en los que la universidad podía darse el lujo de inaugurar área tras área pues en estos momentos lo cotidiano es clausurar los espacios destinados para la formación de estudiantes.

“Este año el presupuesto fue de 2 millones 600 mil bolívares. Nos dividieron el pago en dos partes y con eso recargamos algunos cartuchos para impresora”, comenta el profesor Nelsón Lodeiro, director administrativo del Decanato de Medicina. “Sobrevivimos gracias al aporte que hacen estudiantes y docentes. Funcionamos por el empeño y el corazón de cada una de las personas que hacen vida en esta casa de estudios”, sentencia.

La falta de recursos ha ido acabando poco a poco con la estructura universitaria. 6 de cada 10 bombillos en la institución no prenden y 8 de cada diez aires acondicionados no funcionan. “Los estudiantes traen sus ventiladores y refrescan un poco los salones. A eso de las once de la mañana las aulas son un sauna. Se sale empapado en sudor”, comentan los profesores consultados por LA PRENSA.

Tan evidente es el deterioro en el decanato de ciencias de la salud que desde el pasado mes de octubre (cuando arrancó el curso universitario) los estudiantes no ven materias morfológicas pues había un problema con las piscinas de conservación de cadáveres que recién fue solventado hace unos días. “Todo se hizo con recursos propios, los estudiantes limpiaron y los cuerpos, que ya estaban en estados descomposición, fueron sacados por el personal de la Alcaldía de iribarren”, explica la profesora Carmen Olivero.

El espacio dedicado a prácticas morfológicas no es lo único que tiene problemas. El laboratorio, que en teoría sirve para que los estudiantes empiecen a reconocer las bacterias y microorganismos, carece de todo un poco pues y apenas hay un profesor para formar a cien estudiantes. “Los espacios se han visto reducidos al punto que los alumnos deben estar uno encima del otro”, comenta la profesora Isabel Álvarez, jefa del departamento de microbiología.

Álvarez explica que hasta la nevera destinada para conservar los reactivos para las prácticas está dañada. “Tuvimos que agarrar el congelador que teníamos para guardar los almuerzos para conservar las muestras. Es parte del sacrificio”, dice.

Lo que más molesta a los docentes es el poco compromiso mostrado por las autoridades nacionales pues desde el 2015 se han hecho cientos de solicitudes al Ministerio de Educación para que aporte los recursos necesarios para la administración del centro estudiantil pero las solicitudes son ignoradas.

Sin profesores

La falta de personal es otro de los problemas con los que debe lidiar la casa de estudios. Desde que arrancó el año la institución ha lidiado con la deserción masiva de personal obrero, administrativo y docente dejando a los estudiantes desguarnecidos y en manos de alumnos de niveles más avanzados.

“Los mismos estudiantes dan clases. Hay muchos docentes que han renunciado y no hay cómo suplirlos”, fue la dura confesión que hizo un estudiante de medicina a los periodistas de LA PRENSA. “Es cómo una formación a medias la que recibimos en estos momentos dentro de la UCLA”, remata el alumno.