En dos semanas, los diputados venezolanos tendrán la enorme responsabilidad de nombrar la Junta directiva del último períódo legislativo y disipar así toda la tramoya montada por el régimen para debilitar a la bancada enemiga. La encrucijada del voto terminará definiendo como «traidores» o «leales» a los diputados a la causa contra el régimen de Maduro. Antonio Ledezma (Guárico, 1955), exalcalde de Caracas que huyó a Madrid tras permanecer casi tres años bajo arresto domiciliario, habla con ABC sobre el primer año del Gobierno interino.
Por Gabriela Ponte / abc.es
En enero se cumple un año de la juramentación de Juan Guaidó como presidente interino ¿Qué balance hace de su gestión?
Los balances se tienen que hacer con objetividad. Yo diría que comenzamos con euforia con el paso histórico que dio Guaidó al asumir la presidencia de acuerdo a la Constitución y terminamos con frustración. En lo positivo hay que enunciar la gran movilización del país, la estrategia de tres pasos que nos unió en torno a una figura, el respaldo internacional sin precedentes con el apoyo de 56 gobiernos democráticos y el rescate de la empresa petrolera Citgo. En lo negativo no se cumplió con la espectativa del cese de la usurpación. Se cometieron errores con la operación de la entrada de la ayuda humanitaria en febrero y la operación Libertad del 30 de abril al pensar que Maikel Moreno o Padrino López iban a facilitar una transición. Luego nos metimos en el tunel oscuro del diálogo de Noruega y Barbados y se cierra el año con el error táctico de facilitar la incorporación de los diputados chavistas al Parlamento.
¿Qué cree usted que faltó para propiciar la salida de Maduro?
Hubo mucho titubeo para invocar el apoyo internacional. A final de año se aprobó el TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca), pero ha habido vacilaciones al momento de inclinarse al uso de la fuerza que no es una fuerza convencional la que estamos pidiendo. Es una fuerza multilateral de paz con equipos especializados que nos ayuden a doblegar estas mafias. Apelamos al concepto de «responsabilidad por proteger» de la ONU o a la Convención de Palermo. Pero cuando a un aliado como EE.UU. se le dice no se metan, descartemos la opción de utilizar la fuerza porque nosotros vamos a resolver esto con un acuerdo con el chavismo-madurismo el 30 de abril, por supuesto que no van a hacer uso de ella. Esa solución concertada fue una celada que le montaron a la oposición.
¿Está diciendo que existió un planteamiento por parte de Guaidó para que EE.UU. no usara la fuerza?
El primer escenario fue el del 23 de febrero en Cúcuta donde se habló que se iba a producir un quiebre militar mientras que se entregaba la ayuda humanitaria. Luego vino la supuesta negociación concertada del 30 de abril y eso terminó como ya sabemos. Los países no han descartado el uso de la fuerza, por supuesto no es la primera prioridad. Por eso nosotros reclamamos la solidaridad eficaz de los gobiernos de nuestro continente.
¿Ve a otro líder capaz de asumir el gobierno interino o le reitera el apoyo a Guaidó?
Yo creo que tenemos que fortalecer la estrategia que tenga como base una unidad auténtica, eso es una unidad de propósito que no solo busque la fotografía. Lo que ayuda a unir posiciones es una estrategia acordada y con coherencia que nos permita evitar los saltos al vacío que se cometieron este año. No fue coherente entenderse con los factores del madurismo responsable de esta catástrofe que estamos viviendo. Yo no descarto el diálogo porque es patrimonio de la humanidad pero hay que dialogar cómo, cuándo y a dónde se van. Estono se trata de sustituir a Juan, yo me imagino a Juan ratificado pero con una agenda, por ejemplo, que asuma el artículo 233 de la Constitución (sobre la presidencia) y que sea realmente el presidente de Venezuela, sin sectarismo y sin estar sometido a factores políticos que lo controlan.
Pero el gobierno de Guaidó es un gobierno parlamentario donde las competencias se reparten entre los partidos políticos. ¿Cómo se van a poner de acuerdo si nunca lo han hecho?
No se trata de cuotas de poder sino de cuotas de responsabilidad. Cualquier apetito de poder tiene que ser moderado y pospuesto para que todos unidos podamos lograr el objetivo que es lograr el cese de la usurpación. Por más poder que acumulan las fracciones parlamentarias no deben de excluir a otras.
¿Está en riesgo el futuro de la oposición si Guaidó no logra los votos?
No teníamos por qué haber aceptado a la fracción chavista en la Asamblea si ya habían abandonado sus escaños hace más de dos años. Ellos fueron a comerse desde adentro a la AN y lo advertimos, pero los recibieron con aplausos. Ahora hay que evitar que el régimen dé el zarpazo a la única institución democrática del país y que Maduro no pueda lograr su objetivo de desbancar a Guaidó. Ese sería el puntillazo de la dictadura lo cual sería un gran revez para todos. Nuestra posición es que haya más comunicación con los diputados de fracciones pequeñas que tienen un valor moral. A ellos se les presenta el orden del día sin que haya sido reconocido por el jefe de la fracción porque él no participa de los debates de la Mesa previos a las sesiones, o se modifica el orden del día sin que haya conocimiento de quienes dirigen la fracción. Son esos pequeños detalles que terminan creando grandes problemas. Tiene que haber diálogo entre nosotros mismos.
¿La votación demostrará quiénes son los traidores?
Ya se está viendo. El que se siente con Maduro o con el régimen está traicionando un compromiso que asumió con todos los venezolanos y debería ser sancionados como los que hasta ahora han sido objeto de reprimiendas por la comunidad internacional. Ir a votar en contra de Guaidó no tendría ninguna justificación ante la fórmula que nosotros representamos.