Los venezolanos llegan a Madrid a ritmo de vértigo

Los venezolanos llegan a Madrid a ritmo de vértigo

Miembros del equipo de softball madrileño Los Panas de Venezuela. Desde la izquierda. Luis Salazar, Gerson Godoy, César Pérez, Carlos Alfaro, Víctor Miraglia y Marielis Sánchez. VÍCTOR SAINZ

 

 

En 2008 había tan pocos venezolanos en Madrid que dos pequeños fabricantes de queso al estilo de ese país, José Luis Marín y su yerno Fernando Rodríguez, tenían que buscar a sus compatriotas por la ciudad, montados en su Opel Astra. Iban con el maletero cargado al barrio de Las Tablas, a la sede de Técnicas Reunidas, la empresa petrolera que empleaba a decenas de ingenieros venezolanos. Hoy estos dos queseros venden sus productos autóctonos en Carrefour o El Corte Inglés. Su empresa, Antojos Araguaney, emplea a 120 personas y tiene planes de expansión ambiciosos. Quieren mudarse en marzo a una nueva nave de 3.000 metros cuadrados en Rivas-Vaciamadrid, un municipio que colinda con la capital por el sureste, porque la actual de 700 metros cuadrados se les ha quedado pequeña.





Por: Fernando Peinado | El País

El éxito de Antojos Araguaney se debe al trabajo duro y a un aumento extraordinario de sus consumidores potenciales. Los venezolanos son los inmigrantes que llegaron en mayor número a la Comunidad de Madrid en el primer semestre de 2019: 11.899, según los últimos datos de la Estadística de Migraciones, conocidos este miércoles. Es un desembarco masivo sin igual en los últimos años. Ningún otro grupo nacional de inmigrantes ha crecido en más de 20.000 miembros al año desde 2008, cuando el Instituto Nacional de Estadística comenzó a publicar esta serie. Los venezolanos en Madrid llevan dos años seguidos superando esa marca. En total, viven en la región de Madrid probablemente más de 100.000 personas nacidas en el país sudamericano. La cifra exacta la conoceremos este mes, cuando el INE publique la actualización del padrón sumando entre otros estos nuevos datos de inmigrantes.

Marín y Rodríguez salieron de su país en los primeros años del chavismo, antes de que la cosa se pusiera fea. Desde entonces han visto en Madrid la dramática llegada de compatriotas que huyen del caos político y económico. Ahora, Antojos Araguaney es motivo de orgullo para los venezolanos en Madrid y un ejemplo para emprendedores que buscan prosperar en España. “Yo siempre les doy el mismo consejo: trabajo, trabajo y trabajo”, dice Marín, que a sus 69 años no tiene planes de tomar un descanso.

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