Toda la avenida Universidad había sido preparada desde la noche anterior para una nueva movilización chavista este martes. Una gran cantidad de efectivos de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) resguardaban como nunca a quienes transitaban por el lugar. ¿El motivo? Nicolás Maduro acudiría al Palacio Federal Legislativo con el objetivo de rendir su memoria y cuenta ante la Asamblea Nacional Constituyente.
Raylí Luján / La Patilla
La fuerza motorizada, trabajadores públicos, milicianos, jóvenes del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) y hasta mascotas de la Misión Nevado tomaron una de las principales avenidas de Caracas para hacerle compañía. Entre tambores y camiones con parlantes a través de los cuales se insultaba a Juan Guaidó hicieron su recorrido bajo el sol de mediodía.
Algunos bailando y otros ya cansados respondían lo mismo: “Marchamos por la paz”. No había otro argumento si no ese. “Que se mejore el país”, dijo una estudiante. Otra señora con una pancarta en la que se leía “Clap estrella de David” la apoyaba.
La “paz” de la que hablaban se iba desvaneciendo a medida que otros transeúntes ajenos a la movilización eran cuestionados por ir en dirección contraria a la marcha chavista y eran tildados de antirrevolucionarios.
Muchos de los asistentes a la movilización no quisieron contestar la interrogante del por qué estaban allí y solo continuaron su camino. Otros gritaban para intentar responder por ellos: “La guerra económica no podrá con nosotros”.
Cuando el reloj marcaba las 12:30pm y Maduro ofrecía su discurso desde el hemiciclo de sesiones, en el que además hacía alusión al uso de fusiles para defender la patria y la unión cívico-militar, algunos de los trabajadores públicos ya comenzaban a tomar vías alternas para alejarse de la concentración y de la idea que los alejaba de la “paz” que enunciaban.