El restaurante La Rotonde de París, frecuentado por el presidente francés, Emmanuel Macron, fue objeto de un incendio provocado en la madrugada de este sábado que le obligará a permanecer cerrado varias semanas. Los hechos ocurrieron hacia las 4.30 hora local (3.30 GMT) con el lanzamiento de lo que parecen ser cócteles molotov, explicó en declaraciones a la emisora “France Info” el gerente del restaurante, que dijo que el fuego había causado daños en todo el establecimiento.
Así lo reseña infobae.com
El gerente lamentó que las 45 personas que trabajan en el restaurante, que se encuentra en el bulevar de Montparnasse, no muy lejos de la estación del mismo nombre, se van a quedar sin trabajo.
La Fiscalía de París indicó que la policía ha abierto una investigación sobre las causas del siniestro.
El nombre de La Rotonde ha quedado vinculado a Macron sobre todo desde que el actual jefe de Estado fue allí con su equipo a celebrar su victoria en la primera vuelta de las presidenciales el 23 de abril de 2017. Ya antes de eso, era uno habituales con su esposa, Brigitte, y acudía allí de forma regular para cenas, almuerzos y otras comidas de trabajo o para entrevistas con los medios.
Macron y los miembros de su gobierno han sido objeto de múltiples acciones de protesta en los últimos tiempos coincidiendo con el movimiento de los “chalecos amarillos” y más recientemente, con la huelga contra su reforma de las pensiones que se inició el 5 de diciembre.
En la noche del viernes, varias decenas de manifestantes intentaron introducirse en el teatro de las Bouffes du Nord de París durante la representación de una obra a la que asistía el jefe del Estado con su mujer, que fueron sacados de la sala por su servicio de seguridad momentáneamente.
Varias decenas de personas se concentraron delante del teatro de las Bouffes du Nord, en el noreste de la ciudad, e intentaron penetrar en el interior durante la representación de “la Mouche”, que había comenzado a las 20.30 locales (19.30 GMT). Imágenes colgadas en la red del incidente por un colectivo de “chalecos amarillos” muestran cómo agentes de policía que se encontraban allí consiguieron impedir la intrusión.
Los participantes coreaban algunos de los lemas habituales de ese movimiento de protesta, así como otros de rechazo de la reforma de las pensiones, unidos a gritos que pedían la dimisión de Macron.
Un conocido militante y periodista, Taha Bouhafs, fue detenido durante los incidentes. Bouhafs fue uno de los que, en su cuenta de Twitter, había divulgado la presencia en la sala del jefe del Estado, al que agentes de su servicio de seguridad extrajeron junto a su esposa, Brigitte.
Ambos volvieron y presenciaron el final del espectáculo. Una fuente de su entorno citada por Le Parisien hizo saber que “el presidente continuará acudiendo al teatro como acostumbra a hacer y velará para que la libertad de expresión, la libertad de los artistas y la libertad de creación no se vea perturbada por acciones políticas”.
No ha sido el primer incidente de este tipo en el que se ve implicado el presidente o miembros de su Gobierno en el contexto de las protestas de los “chalecos amarillos” o por la reforma de las pensiones, contra la que este sábado se cumple el cuadragésimo quinto día consecutivo de huelga en los ferrocarriles y en el transporte metropolitano de París.
El viernes, el Ministerio de Cultura anunció la anulación de un acto de su titular, Franck Riester, para felicitar el año nuevo al mundo de la cultura al saberse que la Confederación General del Trabajo (CGT), el sindicato que lidera la contestación contra la reforma de las pensiones, preparaba un sabotaje.
La secretaria de Estado para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, Marlène Schiappa, tuvo que abandonar el jueves una reunión política organizada en un restaurante en la capital con ocasión de su candidatura para las elecciones municipales en el distrito XIV de París ante los abucheos de medio centenar de manifestantes.
Las tensiones por esa reforma de las pensiones se hicieron evidentes también este viernes con la intrusión de varias decenas de activistas, entre ellos algunos sindicalistas, en la sede en París de la Confederación Francesa de Trabajadores (CFDT), envuelta en polémica sobre la realidad de la violencia de los manifestantes. La CFDT se ha convertido en la principal baza del Gobierno de Macron con su posición en favor del eje estructural de la reforma, lo que ha generado discordia con la intersindical que encabeza la CGT que exige la retirada del proyecto.