La canciller alemana, Angela Merkel, reúne hoy en Berlín a las partes implicadas en el conflicto libio, en una conferencia bajo el paraguas de la ONU enmarcada en un clima de “moderado optimismo” y cuyo objetivo es impulsar un proceso de paz.
A la cita se espera al jefe del Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) de Libia reconocido por la ONU, Fayed al Serraj, y al mariscal del Ejército Nacional Libio (LNA), Jalifa Hafter, hombre fuerte del país, que a principios de semana abandonó la ronda de negociación en Moscú, promovida por Rusia y Turquía, sin firmar el documento para un alto el fuego duradero.
Acudirán asimismo el presidente ruso, Vladimir Putin, el turco, Recep Tayyip Erdogan; y el francés, Emmanuel Macron, así como el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, y el secretario general de la ONU, António Guterres.
Por parte de la UE estarán el alto representante de Exteriores, Josep Borrell, así como la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien el sábado mantuvo una reunión previa con Merkel.
MALOS AUGURIOS SOBRE EL ENCUENTRO
Hay una decena larga de países invitados a la conferencia, cada uno de ellos implicados o aliados con una de las partes. Las noticias procedentes de Libia no son alentadoras: fuerzas de Hafter, bloquearon anoche la exportación de petróleo en el golfo de Sirte, corazón de la industria petrolera libia; la tregua en vigor desde el día 12 es violada casi a diario.
Desde el Ejecutivo de Merkel se ha insistido en que no deben depositarse expectativas excesivas en la conferencia, ya que debe verse como el “arranque de un proceso”. El representante especial de la ONU para Libia, Ghassan Salameh, ha llamado a las tropas extranjeras presentes a abandonar Libia.
Son muchas y muy complejas las alianzas, políticas y militares, tejidas en torno a Al Serraj y Hafter. El mariscal cuenta con el respaldo de Putin, Arabia Saudí, Egipto y Emiratos Árabes Unidos, mientras que París y Washington le apoyan políticamente.
El GNA sigue siendo el gobierno reconocido por la ONU, que recibe apoyo militar de Turquía -lo que vulnera el embargo de armas decretado- y político de Italia y Catar.
PAÍS PETROLERO Y DE TRÁNSITO MIGRATORIO
La confrontación de intereses sobre Libia se deriva tanto de su riqueza petrolera -con Francia e Italia como principales destinatarios europeas- a su papel como país de tránsito de la migración procedente de África hacia Europa.
Alemania ha impulsado el proceso mediador, como lo hace en el conflicto ucraniano en el llamado Formato Normandía -con Francia, Rusia y Ucrania-. El caos actual favorece la acción de las mafias de tráfico humano y convierte sus campos de refugiados en panoramas de hacinamiento infrahumano, violaciones y esclavitud.
Libia está inmersa desde 2014 en una guerra civil con dos grandes facciones y otras múltiples milicias. El pasado abril se intensificaron los combates por la nueva ofensiva de Hafter; desde entonces han muerto unas 1.500 personas y se han generado 100.000 desplazados internos.
EFE