El Foro Económico Mundial de Davos celebra esta semana medio siglo de existencia, a lo largo de cual se ha convertido para líderes políticos y la elite empresarial global en “el lugar donde hay que estar” en esta época del año.
A continuación las claves para entender porqué la reunión de Davos ha adquirido tanta importancia, cómo funciona y sus entretelones.
¿Cómo nació el Foro de Davos?
En enero de 1971, Klaus Schwab, entonces profesor de economía en la Universidad de Ginebra, organizó en Davos el primer “Foro de Gestión Europea”, al que asistieron decenas de responsables del sector privado, de la Comisión Europea y académicos estadounidenses para discutir la forma de impulsar el progreso de Europa en medio de la Guerra Fría.
La reunión se repitió desde entonces cada año hasta que en 1987 tomó el nombre de “Foro Económico Mundial”, en la medida en que su agenda y el tipo de participantes se ampliaron para incluir temas económicos y políticos de impacto mundial.
¿Cómo adquirió tanta importancia?
Al Foro de Davos siguieron acudiendo empresarios, pero éstos eran cada vez de mayor nivel y representaban a más y más países, al tiempo que intelectuales y tecnócratas fueron incorporándose a los invitados. Un año crucial fue 1979 por la presencia de una delegación del Gobierno chino, que en esos años carecía de espacios de diálogo con la élite occidental, una experiencia que ocho años después se repetiría con una delegación de la Unión Soviética.
La presencia de políticos de alto rango y jefes de Estado se fue haciendo usual, pero el potencial del Foro de Davos se observó nítidamente a finales de los años ochenta, cuando se convirtió en espacio privilegiado de negociaciones políticas directas que consiguieron evitar conflictos, sellar alianzas o afianzas cambios de época, como el fin del Apartheid.
En los años noventa decenas de jefes de Estado empezaron a desplazarse cada inicio de año a Davos, que emergió como una plataforma única de diálogo entre los líderes políticos y el sector empresarial transnacional.
¿Quiénes participan?
Lo más selecto de la clase ejecutiva global acude al Foro de Davos. Este año se han anunciado 2.800 participantes de 118 países, de los cuales 282 son figuras públicas, incluyendo 53 jefes de Estado y de gobierno.
Unos 1.700 líderes del mundo de los negocios, 220 editores, presentadores y columnistas, 40 líderes culturales 34 emprendedores sociales, 32 pioneros del sector tecnológico y un centenar de líderes juveniles también figuran en la lista de invitados.
La completan medio centenar de activistas y responsables de ONG internacionales, así como dirigentes sindicales y personalidades de distintas religiones.
¿Cómo se consigue una invitación para el Foro de Davos?
Uno de los principales criterios para participar es representar a una de las casi 1.000 compañías que son “miembros” del Foro Económico Mundial y que cotizan unos 60.000 dólares anuales.
En la categoría superior se encuentran los llamados “socios”, que cotizan cinco veces más y en la cúspide están los “socios estratégicos”, que pagan una cuota diez veces superior.
Adicionalmente los ejecutivos de las compañías pagan 25.000 dólares para participar en el evento específico de Davos, además de los gastos que conllevan el desplazamiento y el alojamiento, que alcanza precios -por decir lo menos- exorbitantes.
En contraprestación, el Foro Económico Mundial ofrece a sus miembros la oportunidad de “conectar en persona o virtualmente con una comunidad global de líderes de opinión, altos ejecutivos, jefes de Estado, académicos y figuras públicas”, así como “entender los cambios que están ocurriendo en el mundo” y así “anticipar las tendencias para actuar a tiempo”.
Los invitados que representan a gobiernos, así como los representantes de ONG, personalidades culturales y religiosas, y jóvenes considerados como “líderes” en sus países no pagan por participar en el Foro.
¿Por qué siempre se celebra en Davos?
Davos fue donde se celebró la primera reunión en 1971 y desde entonces continua celebrándose en esta localidad de los Alpes suizos, que ofrece una atmósfera mágica, con nieve cubriendo sus calles y las hermosas montañas que la rodean, que rompen con la realidad de cemento y rascacielos que es el día a día de gran parte de los participantes.
La ubicación de Davos aporta además a la seguridad que requiere una reunión de estas características, ya que es un pueblo alpino pequeño y apartado al que sólo se accede por tren o en automóvil por una sola vía, y sobre el cual el espacio aéreo se cierra toda la semana. EFE