¿Logrará imponer la directiva paralela de la Asamblea Nacional la “agenda paralela” que busca allanar el camino para fortalecer un CNE aún más complaciente con el régimen?, ¿el nepotismo es otro de las rasgos en el resumen curricular del diputado Franklyn Duarte, primer vicepresidente de la junta directiva presidida por Parra?, ¿cuánto habrá cobrado el articulador de la “Operación Alacrán” que intentó comprar voluntades en el gremio periodístico?, ¿la falta de quórum es tan grave que Luis Parra está juramentado diputados que “no son diputados”?, ¿Omar Ávila al cambiar de bando olvidó que las redes sociales le recordarán siempre sus palabras “opositoras”?
Por: La Gran Aldea
El policía diputado
El historial del diputado Franklyn Duarte, primer vicepresidente de la junta directiva impuesta en la Asamblea Nacional (AN) que preside Luis Parra, no deja de llamar la atención. En las elecciones parlamentarias de 2015 quedó electo suplente de Laidy Gómez por un circuito fronterizo, pero ella dejó su investidura como diputada cuando resultó electa gobernadora del estado Táchira en 2017, lo que a la larga le concedió a Duarte el valioso curul que ocupa hoy. De esa campaña electoral a él le quedó la promesa de ser designado director de la Policía Regional, rememorando sus tiempos en la policía del Táchira cuando el golpe de 2002. Pero su designación se frenó al ser intervenida esa institución por orden directa de Freddy Bernal, actuando como autoridad paralela de la entidad. Sin embargo, Duarte le propuso a Gómez la creación de una Dirección de Seguridad Ciudadana con unos 50 funcionarios destinados a reforzar las instalaciones de la Gobernación y la seguridad de sus autoridades, algo que debía contar con el aval de Bernal. Directamente Duarte se ocupó de estos trámites y no sólo logró los 50 funcionarios, sino que hasta le permitieron elegirlos a dedo. Algunos de los seleccionados son familiares suyos, que en la actualidad hacen vida en la AN. Este cuerpo pronto dejó de operar según lo que se había planteado originalmente y las investigaciones hechas al respecto arrojaron que, entre otras prácticas, instalaban alcabalas en puestos fronterizos para matraquear, lo que echó por tierra la relación entre Gómez y Duarte.
Comprando hasta periodistas
La “Operación Alacrán”, con la que a punta de maletines con dólares en efectivo se intentó mellar la mayoría parlamentaria que apoya a Juan Guaidó, no se limitó únicamente a comprar voluntades entre los diputados opositores, también llegó a los periodistas. Se quería que a cambio de dinero los líderes de las instituciones que agrupan a los profesionales de la prensa le dieran su aval a la directiva impuesta por Luis Parra en la Asamblea Nacional (AN). Pasaban los días y fue creciendo la incomodidad entre los periodistas debido al silencio del Colegio Nacional de Periodistas (CNP), pues a lo interno de varias de sus seccionales eran conocidas las denuncias tras constatar lo que ocurría, y observar que no había un pronunciamiento institucional de rechazo. Finalmente, esta semana el presidente del CNP, Tinedo Guía, sacó a la luz lo que ya venía circulando y aseguró que “sí se produjo la tentación de la compra, pero no se logró llegar al pecado. La moral y la ética del periodista ha mantenido incólume al Colegio Nacional de Periodistas”. Sin embargo, nada pasó con el periodista que sirvió de articulador para comprar voluntades en el gremio, y las molestias persisten.
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