Indiscutiblemente, el tema de incorporar o no la milicia a la FAN no debe verse como algo fatuo ni de viveza revolucionaria. Visto todo el esfuerzo que ha hecho el chavismo para desmembrar el juicio jurídico de la constitución, dándole validez de Perogrullo a las insensatas torpezas que han convertido en verdades mostrencas, algo así, como dar naturaleza jurídica a la antijuridicidad pregonada por quienes desde un principio anunciaron que, ¡dentro de la constitución todo y fuera de la constitución nada!. Es decir, hacer un juego de barajitas con falsedades que ganan mucho en el mismo juego, pero que al éste terminar solo quedará la ilusión de haber ganado.
Sin dudas, y no es necesario leer el oráculo, ¡el desgraciado chavismo va a parar al infierno y quien en él siga embarcado verá las pailas encendidas, que, al igual que la torpeza general que no abandonan, se freirán como quiso hacer Chávez con la cabezas de los adecos y copeyanos!
Y no es que se fustiguen, ni que se les dé la espalda, es que son tan tercos que siguen insistiendo en que ¡Chávez vive!, poniendo a los soldados y a los doblegados oficiales subalternos a repetir la consigna, como si se tratara de un verso mantuano o de la oligarquía que atacan, sin darse cuenta que el mismo himno que tanto pregonan, anuncia la tempestad del cielo encapotado; sin embargo, ¡la patria sigue!
Todo este introito, para decir a los mandos militares, que todo bien obtenido fuera de lógica presupuestaria, puede revertirse al erario público, como si se tratara de bienes producto de la corrupción, que lo es, ya que distraer el poder dinerario del país para beneficio de prebendas injustificadas por su monto, es de igual manera una forma corrupta de manejar la administración pública.
Desgraciadamente, la milicia, los milicianos y todo lo que se le relacione, tiene que ver con el mal que acongoja al país. No es tortura decir que la trilla de la patria se debe al militarismo, a la perfidia y a todo lo que atrae el imán nefasto de la torcida democracia, que de plano sobrevino en una especie de tosquedad armada, y una nefasta patria torcida por lo peor que ha podido pasarle: la desintegración del abolengo creado después del militarismo independentista, generada por el amor a la patria y la soldadesca que devino de la consigna, de que el pueblo en armas es la mejor defensa criolla y castiza; realmente fue la retrógrada versión ideada por el sabanetero procaz, tomado como líder y héroe forjado en la “casa de los sueños azules”.
He ahí el fulgor de esa consigna de que “la patria es primero”, por el orgullo para el militar que no se avergüenza de su patriotismo, ni piensa que puede ser el único servidor que merece la gloria de la consigna, como hoy lo vemos, creyendo que pueden forjar una nación independiente y próspera, entregando las armas de la República a otra nación que dejo de serlo.
Terminamos con un mensaje a los hombres de armas militares: ¡No le sigan el juego a los detractores de la patria, dejar que extranjeros asuman el liderazgo y el poder de decisión en su conducción, es el peor error que puede cometer un soldado de la República, nunca habrá patria cuando se deja que una bota extranjera decida como debe ser el honor de la divisa!