Aguantan hambre, sed y hasta desprecios, todo por ayudar en sus hogares y llevar algo que comer. Niños y adolescentes se han visto en la necesidad de salir a trabajar, siendo vulnerables a explotación y maltratos. Leonardo Rodríguez, director de la Red de Casas Don Bosco, asegura que “el hambre los lleva a la calle, pues 8 de cada 10 menores se han quedado solos por migración de los padres”.
Por Jennifer Orozco | LA PRENSA de Lara
“Luisito”, un pequeñito de 8 años sale todos los días, con su hermano de 10, a limpiar vidrios en el semáforo de la avenida Venezuela con avenida Bracamonte. Aprovechan que hay colas para surtir gasolina y les llegan los clientes con facilidad, recibiendo cualquier billete que le den.
Estos hermanos aseguran que asistieron a la escuela hasta el año 2018, pues en el nuevo año escolar no pudieron inscribirse por la falta de útiles y uniformes. Su mamá tiene 2 niños más pequeños y trabaja como obrera, mientras que su papa se fue a Cúcuta y no han sabido más de él. Los menores cuentan que ayudan a su mamá para que “la barriga no les suene tanto en la noche”.
Rodríguez revela que esta no es una situación nueva. “Desde 1998 se habla de niños de la calle, la diferencia es que en ese año se veían en su mayoría en Caracas y era común que lo hicieran por ser adictos a sustancias llamándolos ‘huelepega’. Pero 20 años después vemos la diferencia, los menores que se ven en la calle tienen la necesidad de comer y ayudar en sus casas, ya sea porque los padres se han ido del país buscando un mejor futuro o porque están desempleados, pues solían dedicarse a trabajos informales”, asegura.
Esta es la situación de una madre que suele sentarse con sus dos hijos en la Bracamonte, una de 3 años y otro de un año. Ella, de manera anónima, declara que antes hacia trabajos de limpieza doméstica, pero que nadie volvió a contratarla. Su pequeña de 3 años es atrevida y con un vasito pide colaboración a todo el que pasa. “Lo hago para poder comer los tres, no tengo vicios, pero nadie me da trabajo con dos niños encima”, cuenta con un nudo en la garganta.
Rodríguez en estos casos asegura que hace 10 años, 9 de cada 10 menores que salían a la calle eran varones mayores de 8 años, pero que ahora 6 de cada 10 son varones y 4 son niñas, siendo las pequeñitas más vulnerables a la explotación sexual, según reportes de la red y de ONG’s dedicadas a defender los derechos de los infantes.
“Los riesgos en ambos casos son la explotación sexual, la explotación laboral por parte de adultos, maltratos, adicciones y deserción escolar completa, casos que a veces terminan en delincuencia juvenil”, acota Rodríguez.