Como un “crimen pasional” maneja el Cicpc el caso de Estéfani Ortega Zavala, de 28 años, la mujer que fue asesinada la madrugada del domingo 26 de enero, cuando salía con un par de amigos de un local nocturno de Maracaibo.
Por lanacionweb.com
Esa fue la hipótesis que recibió su madre, Nellys Zavala, quien acudió a la sede de la policía científica a realizar los trámites para retirar el cuerpo de su cuarta hija. Estaba acompañada de unos vecinos, reseñó diario Panorama.
Aún con los ojos enrojecidos y voz quebrada por el llanto, habló con los periodistas en la morgue. Dijo que estuvo hasta las 8 de la noche del domingo rindiendo declaraciones y que espera den con los asesinos de la esbelta mujer de 28 años.
«Siempre le pedí que dejara esa vida de discotecas y lujos»
Hasta ahora solo se conoce, por un vigilante del lugar, que fueron dos hombres que se trasladaban en una moto de alta cilindrada, marca Kawasaki, los que la “cazaron”, pero fue uno el que se bajó y le disparó en la cabeza, agregó el diario zuliano.
“Esto es fuerte. El muchacho que me atendió (un Cicpc) se dio cuenta de que yo no sabía nada. Dicen que es crimen pasional. Lo que entiendo es que ella, como tenía un cuerpo bonito, vivió con alguien que no le gustó en lo que andaba. En su teléfono está todo”, dijo la mujer de 60 años, quien también contó la tormentosa relación que mantuvo con su hija.
“Yo la regañaba mucho. A veces la dejaba de ver un año, seis meses. Ella solo llegaba a mi casa, me saludaba y se iba. Desde que me vine de Caracas, me dediqué a cuidar a uno de sus hermanos, que es especial, tiene 26 años, nació después de Estéfani, porque toda la familia se regresó a Colombia”.
Dijo que la noche del sábado “estuve orando en una célula cristiana; presentía que mi hija estaba en peligro. Es como si Dios me dijera: ‘Pide mucho por ella’”, dijo entre lágrimas.
“Yo la amaba mucho, pero ella no quería escucharme. Un día la llamé, fue a la casa, me abrazó y me besó, y le dije: ¡Perdóname las cosas que te he hecho, pero quiero lo mejor para ti, entiéndeme! Ella no me dijo nada”, recordó la mujer.
Agregó que recibió la trágica noticia. “Alguien me llamó para decirme lo que le había pasado. Solté el teléfono”, dijo.
La cartera que cargaba Estéfani, con sus pertenencias, no fue hallada.
“Un día, como yo sabía que Estéfani se me perdía, le robé la cédula, le saqué una copia a color. La puse en el arbolito (de Navidad) y con esa es que se ha podido hacer los trámites”, recordó.
Los gastos para el velorio y para sepultar a Estéfani los está cubriendo una de sus hermanas que reside en Panamá, trabajando en una casa de familia. Estéfani nació en Barranquilla, Colombia, y era la cuarta de 11 hermanos.