El paraguas internacional que hoy abraza al Ambiente Político Real junto al bestiario militarista, muestra al Sistema Internacional como una posibilidad que reunida con la Decencia Cívica pudiera arrinconar la calamitosa realidad política venezolana. Realidad política que desde ya, tiene que motorizar a una ciudadanía, que entendiendo su responsabilidad histórica, reinicia un proceso de participación política contendiente. Léase, un vector ético, democrático e incontestable que haga posible la reinstalación de la democracia en Venezuela por la vía de la resistencia civil.
El paraguas internacional se ancla en la política internacional, es decir, la responsabilidad de los Estados como foros de negociación, como elementos de monitoreo y/o como oportunidad política para resolver –como el caso del Estado venezolano- un proceso de regresión, que anclado en la corrupción y la cobardía de un partido político en armas pareciera inamovible. El paraguas internacional, que esta vez está conformado por Europa y el hemisferio occidental, nos conduce al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca en sus dos típicas expresiones:, la Legítima Defensa Colectiva como acción política reparadora y protectora o la Legítima Seguridad Colectiva como acción punitiva, sancionadora.
Tanto la Defensa Colectiva como la Seguridad Colectiva demandan de la participación política del ciudadano, entiéndase, del venezolano hombre o mujer que forma parte de esta raza cósmica que ama la libertad, que respeta la historia, que sobre todo quiere hacer presente la dignidad de la democracia entendida como aquella ecuación donde el individuo está por encima de la comunidad y del Estado. Es el ciudadano venezolano que se niega al colectivismo, al marxismo, al comunismo y al maldito militarismo cobarde, que atado a la corrupción cree que pueden gobernar de espaldas a la Constitución, las leyes y la historia.
El paraguas internacional se ata a la Decencia Cívica, esa que está en los tuétanos del ciudadano, sobre todo en una sociedad extraordinaria que ha perdido veinte años de posibilidades, como consecuencia de un capricho armado, de un grupo de pandilleros que dicen ser marxistas sin haber leído El Capital, que hablan de revolución y aún no han comprendido que las revoluciones conducen a la paz, al desarrollo, al crecimiento, pero sobre todo… a la dignidad y jamás a la conflictividad. Conflictividad como la que promueven estos bandoleros de la política que enorgullecen a los jefes de calle, delatores, caporales y comisarios políticos.
La Decencia Cívica que abraza la resistencia civil, que racionalmente activa la desobediencia, que organizadamente entiende que es el ciudadano en el barrio, en la quebrada, en el edificio, en el caserío, que somos los más quienes creemos en el gentilicio venezolano, quienes vamos a reproducir con otras instituciones de la República el cambio político impostergable. Sí, el camino político impostergable con una acción reinstaladora de la democracia. En este caso la Decencia Cívica propia de los ciudadanos venezolanos entiende la conflictividad, pero hoy se abraza a la geopolítica, entiende la vasta importancia de los Estados, está cercana a la OEA y cree firmemente que de manera instantánea todos y cada uno de los demócratas venezolanos estamos dispuestos a iniciar la resistencia civil.
La resistencia civil no es violencia. Los demócratas que entendemos la importancia del paraguas internacional estamos claros que en Venezuela podría ocurrir hasta una operación de extracción, eso habla del conocimiento político, la importancia de lo internacional y del riesgo que vive la República. No obstante, ese pueblo grande, cristiano, trabajador, hacedor, cívico aspira teniendo como foco el paraguas internacional que la mayoría de las mujeres y hombres de Venezuela –en decisión unánime- alcancemos la transición política sin violencia. No hay temor, no hay miedo, lo que hay es inteligencia para hacer uso de la Política.
La política internacional como paraguas, la política doméstica como participación, la Decencia Cívica como encaminamiento y la Resistencia Civil como acción transformadora le han tocado diana a todos los demócratas para reponer, tal como lo hicieron lo grandes del siglo XIX, reinstalemos la independencia, pero esta vez no la independencia de la Corona sino la independencia de una sociedad que le asquean los barbudos, los guerrilleros, los babalaos, lo colectivos, los caporales, los delatores, los comisarios políticos que son la expresión del retroceso social e intelectual de una masa de supuestos venezolanos débiles, acobardados, que fueron tomados por la brujería política y el paraguas internacional junto a la decencia política les está tocando silencio.
Es original,
Dr. José Machillanda
Director de CEPPRO
@JMachillandaP
Caracas, 28 de enero de 2020