La vida tiene siempre contradicciones curiosas y hasta humorísticas, en ese formato que suele denominarse humor accidental, que son las situaciones hilarantes que produce la gente que se supone seria en pleno ejercicio de su seriedad. José Luis Ábalos es ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana del reino de España.
Siendo este su relevante cargo, no supo que la vicepresidenta de un país sancionado por la Unión Europea -transportada en una aeronave perseguida por el gobierno de los Estados Unidos- se movilizaba hacia España.
Si lo anterior les parece poco, encima acudió a una cita que no estaba en su agenda urbana y al filo de la media noche, que la nocturnidad siempre causa una mala impresión.
El rosario de explicaciones que ha dado el funcionario también han sido muy hilarantes:
Primera versión: “no hubo reunión alguna”.
Segunda versión: él solo fue a recoger a su colega venezolano (raro escribirlo a tan altas horas si se iba a ver con él en una reunión pautada para el día siguiente).
Tercera versión: el ministro del interior de España le aviso a Ábalos que en el Falcon había aterrizado también la número dos del pretendido número uno y además le dijo que le avisara que si se bajaba del avión sería detenida. Curioso eso de que los funcionarios avisen a los que son buscados por delitos de cómo evitar que se les detenga.
Cuarta versión: el ministro venezolano le pidió que de pasadita saludara a la susodicha “la saludé, nada más, al margen de recordarle que lamentablemente no podía pisar el territorio español” (subrayado nuestro, al tiempo que lamentamos el “lamentablemente” dicho a la número dos de aquel a quien se la mentan).
Quinta versión: no fue un “encuentro”, sino una conversación de 20 a 25 minutos.
Se entiende que el avión es territorio venezolano, pero se informa que la funcionaria cambio de avión sin pisar suelo español, suponemos que gracias a sus grandes habilidades en salto con garrocha desarrolladas durante 20 años de salto revolucionario de un cargo a otro.
Pero como dicen las tele ventas, todavía hay más: la número dos salió rumbo a Turquía a las 14:42 del día lunes, dicho en cristiano, las 2 y 42. Siendo que había llegado a las 0,12 del mismo día, permaneció en el avión un total 14 horas 30 minutos, puesto que el ministro señaló que en ningún momento pasó a territorio español.
Bueno la polémica promete, porque todavía falta la versión de la susodicha y de su jefe, que considerando que saben que tienen en sus manos el prestigio del nuevo gobierno español, la usarán a discreción como una carta bajo la manga para conseguir algún dividendo adicional o quién sabe qué especial favor.
En todo caso, por lo que llevamos dicho, lo que si queda claro es que Ábalos avala.