El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue absuelto de delitos graves en su juicio político el miércoles, pero ¿llevará eso al impredecible mandatario a considerarse por encima de la ley?
La pregunta flota en el ambiente de un Washington nervioso y dividido.
Los libros de historia registrarán que la mayoría del Senado dominado por los republicanos absolvió al presidente de los dos cargos de los cuales había sido acusado: abuso de poder y obstrucción al Congreso.
Para Trump, el veredicto respalda su insistencia en que no hizo nada malo al tratar de que Ucrania investigara a su rival electoral demócrata Joe Biden, aunque varios republicanos reconocieron que el comportamiento de Trump había sido incorrecto, si bien no merecedor de destitución.
Sólo uno de los senadores del partido de Trump, Mitt Romney, rompió filas para condenar la actitud y votar en su contra en el juicio.
Con el final del proceso de destitución, los críticos de Trump dicen que es probable que el efusivo presidente abuse ahora del poder de su cargo sin temor.
“No va a cambiar”, dijo Adam Schiff, el congresista demócrata que dirigió el caso de juicio político. “Un hombre sin carácter o brújula ética nunca encontrará su camino”, opinó.
Rick Wilson, un estratega republicano que se opone a Trump, escribió el miércoles una columna en el diario Daily Beast en la que imaginó a un Trump “desquiciado y desatado” soñando que “la venganza se acerca”.
– Reglas rotas –
Desde su sorprendente ascenso al poder en 2016, Trump ha disfrutado violando las normas o, según los críticos, las leyes.
Eso va desde jurar en público hasta impulsar la trama en Ucrania contra Biden que finalmente condujo al fallido juicio para su destitución.
Trump proviene de un entorno empresarial en el que el director general está acostumbrado a obtener lo que quiere. Como personalidad de un reality show (El Aprendiz), interpretó el personaje de un jefe omnipotente que despedía empleados con el solo movimiento de un dedo.
Sin experiencia política, el multimillonario despreció claramente las tradiciones, las reglas interminables y las múltiples capas de seguridad que rodean a la presidencia.
En los primeros días de gestión, informó el periodista Bob Woodward, sus ayudantes debían retirar documentos claves del escritorio de Trump antes de que éste pudiera firmarlos, como una carta que terminaba abruptamente un acuerdo comercial con Corea del Sur.
Sin embargo, desaparecieron uno por uno los que se enfrentaban a su parecer en el interior de la Casa Blanca. Cuando no renunciaron, como el secretario de Defensa James Mattis, fueron despedidos, como el asesor de Seguridad nacional John Bolton.
Fuera de la Casa Blanca, Trump también impuso su voluntad.
Una gran investigación sobre su relación comercial y política con los rusos, y las acusaciones de que su campaña electoral coludió con los agentes del Kremlin, terminó en un escándalo que no le causó daños graves.
Luego su juicio político, lanzado por los demócratas después de que un denunciante revelara las maquinaciones secretas con respecto a Ucrania, también se desvaneció.
Trump una vez más había demostrado ser más fuerte que todo lo que afrontó.
– ¿Lecciones aprendidas? –
La senadora Susan Collins forma parte del grupo de legisladores republicanos que criticó las acciones de Trump respecto a Ucrania. Sin embargo, espera que la experiencia le haga moderar su conducta futura.
“Creo que el presidente ha aprendido de este caso”, opinó. “El presidente ha sido acusado y esa es una gran lección”.
Otra senadora republicana, Joni Ernst, sostuvo que Trump probablemente “pasará por los canales adecuados” a partir de ahora cuando haga contactos con personalidades extranjeras, a diferencia de su fallida actitud ante el presidente de Ucrania.
En cambio, Schiff y muchos otros del bando demócrata no tienen tanta confianza. “Lo ha hecho antes y lo volverá a hacer”, sostuvo el legislador demócrata.
Maureen Dowd, una columnista veterana del prestigioso The New York Times y a menudo crítica mordaz de Trump, calificó al magnate republicano de (un monstruo) “Godzilla” listo para volverse salvaje.
“El Partido Republicano ahora ha perdido cualquier control que pudiera ejercer sobre este presidente, cualquier supervisión que pudieran tener”, escribió.
Pero John Mueller, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Estatal de Ohio, dijo a la AFP que la clase política de Washington debería respirar profundamente.
“Dudo que Trump se sienta más liberado”, consideró Mueller. “Ya ha atropellado las normas de inmigración, de aranceles, etc.. Puede que haya aprendido su lección”, opinó.
AFP