La mayor parte de la costa oriental de Australia, devastada por los incendios, se vio empapada el viernes por las mayores lluvias en casi 20 años, extinguiendo algunos de los peligrosos incendios y proporcionando un bienvenido alivio a los agricultores que luchan contra una prolongada sequía.
El temporal trajo consigo sus propios riesgos —las autoridades advirtieron de la posibilidad de inundaciones repentinas y deslizamientos de tierra en Nueva Gales del Sur, el estado más poblado de Australia—, pero en general fue recibido con júbilo después de meses de devastadores incendios forestales.
“Hay muchas sonrisas en el lugar”, dijo a los periodistas en Sídney el comisionado del Servicio de Bomberos Rurales de NSW (RFS), Shane Fitzsimmons, que en las últimas semanas ha tenido que emitir numerosas órdenes de evacuación por los incendios.
“La lluvia es buena para los negocios y las granjas, y también es muy buena para apagar algunos de estos incendios con los que hemos estado lidiando por muchos, muchos meses”, añadió Fitzsimmons.
El diluvio tuvo el efecto de reducir el número de incendios activos en Nueva Gales del Sur, apagando un total de 20 en un solo día.
Por la tarde, había 40 incendios activos en Nueva Gales del Sur, menos de la mitad del número registrado durante el pico de la crisis y todos en el nivel más bajo de advertencia de peligro. El vecino estado de Victoria tenía 21 incendios activos, también en el nivel más bajo.
Reuters