Los restos del helicóptero que se estrelló el mes pasado y terminó con la vida de Kobe Bryant, su hija y otras siete personas no mostraron ninguna evidencia de fallas del motor exterior, aseguró este viernes la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB, por sus siglas en inglés).
Sin embargo, los especialistas aseguran que los resultados finales podrían estar listos hasta dentro de un año, después de analizar el papel que haya jugado los factores meteorológicos, trafico aéreo, respuesta humana, registros de mantenimiento, entre otros.
Según el último reporte de la NTSB, el panel de instrumentos del helicóptero fue destruido en el accidente y la mayoría de los dispositivos fueron desplazados. Además, los controles de vuelo se rompieron y sufrieron daños por el fuego.
Los investigadores creen que los motores funcionaban y los rotores aún giraban al momento del impacto, pues se cortó una rama de árbol en el lugar del accidente.
Las autoridades no ofrecieron ningún detalle sobre las causas del accidente. No obstante, se comunicó que la muerte de las víctimas responde a un traumatismo contundente, de acuerdo al informe forense procesado en Los Ángeles.
La leyenda de la NBA, junto con una de sus hijas, Gianna Maria Onore —de 13 años—, se dirigía el pasado 26 de enero a su academia de baloncesto, ubicada cerca de la localidad californiana de Thousand Oaks, cuando el helicóptero en que viajaban se estrelló.