Siempre se pensó que la juventud era el futuro de un país. Pero los hechos han demostrado que no es tan así. En la batalla librada en la Victoria, un puñado de jóvenes universitarios, seminaristas y de otros espacios lucharon a muerte por el ideal de libertad de nuestra nación.
Por: José Luis Azuaje Ayala
Lucharon y vencieron. Fueron inyectados del entusiasmo de lo que significa el valor “libertad”, “asumir con consciencia y valor propio el destino de una nación”; estos jóvenes no lucharon simplemente por un futuro, sino por un presente, por un hoy que estaba lleno en ese momento de esclavitud y privación de libertad impuesto por elementos extraños a su cultura y creencias.
Estaban conscientes que si no luchaban en el hoy, imposible que pudieran ver un mañana, un futuro.
Los jóvenes venezolanos en estos últimos años también lo han dado todo, muchos se inmolaron por este ideal: la libertad y autonomía de nuestro pueblo ante la imposición de una ideología extraña, impuesta, manipulada y manipuladora. Su sangre aún está reclamando justicia en tribunales y cortes judiciales. Los que ostentan el poder creen que esta sangre juvenil derramada en estos años de lucha, principalmente en el 2017, no les va a cobrar sus injusticias y abusos de poder. Estos crímenes no prescriben y bien documentado que están cada uno de ellos.
Hoy los jóvenes siguen testimoniando que vale la pena la lucha pacífica, esa, cuya fuerza está en los valores que se profesan. Jóvenes que se atreven a estudiar a pesar de las condiciones precarias de sus instituciones educativas; jóvenes que se atreven a trabajar a pesar del injusto salario de miseria que reciben; jóvenes que se atreven a reír, cantar, bailar y expresar con su alegría que está por nacer otra forma de ser Venezuela; jóvenes que hoy marchan por el mundo entero al haber sido “expulsados” del país por políticas de hambre y violencia, y se encuentran colaborando en el desarrollo humano y económico de países hermanos. Pero, desde la periferia, están forjando espiritualmente un cambio en la madurez de su vida, para en un momento no lejano regresar con las alforjas llenas de experiencia y valores.
Los jóvenes no se cansan, son constructores de nuevas realidades. El Papa Francisco les ha pedido que hagan “líos”, es decir, sean inquietos, no se detengan, dejen huellas que puedan ser seguidas, construyan el reino de Dios en justicia, paz y amor. Recuerden que si la batalla en la Victoria los consagró, ahora la victoria en la batalla que se libra en Venezuela entre el bien y el mal, la justicia y la injusticia, la honradez y la corrupción, los hará acreedores de un futuro forjado desde el hoy de nuestra patria. Felicitaciones queridos jóvenes y no desmayen en su búsqueda de libertad y paz.
12 de febrero de 2020
+José Luis Azuaje Ayala.
Arzobispo de Maracaibo.
Presidente de la CEV.